Los guardias civiles propuestos por la fiscalía para declarar en el juicio del procés participaron en las distintas diligencias de investigación: registros, incautación de material electoral, análisis de documentación... De ahí que sus testimonios pasarán de «caras que eran reflejo del odio» y de los principios del «conflicto vasco» a las estructuras del Estado que la Generalitat preparaba sin apenas transición. Mientras que el primer testigo cifraba en más de 22.000 euros el «dinero que necesitaban para soportar desde la declaración de independencia hasta que tuviesen una capacidad administrativa propia», los demás describieron su percepción de las protestas que se produjeron en las diligencias en las que participaba.

El que llevó la descripción más allá fue uno de los agentes que participaron en la nave de Bigues y Riells, en la que se encontraron casi 10 millones de papeletas electorales. Lo hizo al explicar que entendía que el letrado de la administración de justicia (antes, secretario judicial) tenía «miedo». «Es que era para tenerlo -añadió-. Yo no he vivido el conflicto vasco, gracias a Dios, pero compañeros míos me dijeron que los principios se asemejaban bastante». Le interrumpió el presidente del tribunal, Manuel Marchena, que pidió otra pregunta.

Para entonces el testigo ya había descrito el odio que veía en la gente, que les gritaban «os mataremos». «Parecían que les estábamos robando algo en su casa», añadió. No había sido el primero en hablar de odio. «Lo que vi en las caras fue el reflejo del odio», como no había visto en su vida, había dicho el subteniente que participó en el dispositivo que el