El ayuntamiento de la localidad madrileña de Rivas-Vaciamadrid intentó pagar ayer parte de la deuda moral que se debe a los republicanos. Lo hizo con un concierto-homenaje en el polideportivo municipal, al que asistieron unas 300 personas, muchas octogenarias, que defendieron la causa republicana en la retaguardia o en el frente.

Los homenajeados llegaron al concierto desde varias ciudades españolas gracias a la ayuda de asociaciones que trabajan por la recuperación de la memoria histórica. De hecho, en la organización del acto colaboraron casi 200 voluntarios y se fletaron hasta cinco autobuses procedentes de diversos puntos del país.

Dada la avanzada edad de los invitados, hubo que sentarlos a la sombra hasta que el sol empezó a dar tregua. Todos llevaban insignias, banderas republicanas y mucha emoción contenida. Faltaron los niños de la guerra, que continúan dispersos por el mundo.

"LLEGA TARDE" "Este acto llega tarde, demasiado tarde", se quejaba Jesús de Cos, comandante del Ejército Republicano, que sufrió 38 años de exilio. Era el reproche de todos. La mayoría ha intentado inculcar los ideales por los que lucharon a sus nietos, a sabiendas de que son los únicos depositarios de la memoria de la represión franquista.

Pusieron la música, entre otros, Lluís Llach, Luis Eduardo Aute, Miguel Ríos, Pedro Guerra, Ismael Serrano, José Antonio Labordeta y Paco Ibáñez. De la palabra --leyeron versos y manifiestos-- se ocuparon personas del mundo de la cultura como los actores Juan Diego Botto, José Sacristán y Pilar Bardem, y las escritoras Almudena Grandes y Rosa Reg s, entre otras.

El homenaje se convirtió, según expresó el periodista Carlos Elordi en la lectura de un manifiesto, en "un intento de reconocer y agradecer vuestra lucha la de los republicanos, vuestra dignidad a la hora de defender la libertad y vuestro padecimiento durante cuarenta años de desgracia colectiva azotada por la dictadura de mano de hierro".