El Congreso ha apoyado, este martes y de forma unánime, la derogación de la práctica conocida como voto rogado, que obligaba a los españoles que residían en el extranjero a solicitar expresamente su voto en un periodo de tiempo muy corto, lo que dificultaba enviar el voto a España. Ahora, con el fin de agilizar los trámites y que las papeletas lleguen a tiempo, el Congreso ha vuelto a abordar este asunto con un resultado favorable para la proposición del Gobierno de coalición.

El PSOE ha pedido perdón a los españoles residentes en el exterior por haberles tratado desde 2011 como "ciudadanos de segunda" al no haber suprimido el voto rogado en estos diez años, lo que ha complicado su participación en las elecciones generales, autonómicas y europeas celebradas desde entonces. "Llegamos tarde", ha asumido la diputada socialista Pilar Cancela.

A falta de la votación, el pleno del Congreso ha dado luz verde a tramitar la proposición de ley del PSOE y de Unidas Podemos que insta a implementar un sistema de descarga telemática de las papeletas y amplía el plazo para la apertura de los votos emitidos desde el extranjero a cinco días. La propuesta ha tenido el apoyo de todos los partidos políticos.

El voto rogado impedía el sufragio activo

Desde el Partido Socialista, uno de los grupos que ha propuesto esta reforma, Pilar Cancela ha reconocido que el voto rogado "ha impedido el derecho al sufragio activo" y, además, ha aprovechado para disculparse ante los residentes en el extranjero por haberles tratado como "ciudadanos de segunda" y haber dificultado su derecho democrático a participar en las elecciones.

Con la reforma de 2011, pactada entre el PSOE y el PP, se intentó acabar con la sospecha de irregularidades en la emisión y el recuento de votos. Sin embargo, tal y como el diputado del Partido Popular, Antonio Bermúdez de Castro, ha admitido, el objetivo del voto rogado ha tenido "un efecto no querido por el legislador" al hacer que descendiera drásticamente la participación electoral y se pasara de una participación del 30% del voto exterior, a poco más del 5% en las últimas convocatorias electorales.

La reforma que además de suprimir el voto rogado debe incluir -ha subrayado el representante popular- garantías de identificación en el voto por correo y la generalización del voto en urna.

Desde la oposición, Miguel Gutiérrez, de Ciudadanos, ha instado en que esta reforma "lleva dos legislaturas de retraso". Por su parte, Marta Rosique de Esquerra Republicana Catalana ha denunciado la "casi inexistente" democracia para los españoles residentes en el extranjero.

Desde JxCat, Mariona Illamola ha avisado de que la eliminación "no será la solución que incremente de manera exponencial la participación", por lo que ha reclamado la inclusión de un sistema de voto electrónico.

La proposición de ley, no obstante, mantendría el sistema de identificación de los votantes introducido en la reforma de 2011 que hace obligatorio incluir en el sobre dirigido a la Junta Electoral una fotocopia del pasaporte o DNI, o en su lugar la inscripción en el Registro de Matrícula Consular expedida por organismos de la embajada española en el país de residencia.