Los últimos agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil desplegados en Cataluña con motivo de la denominada Operación Copérnico abandonaron ayer sus alojamientos en territorio catalán, después de permanecer cerca de cuatro meses en la comunidad. De esta manera culminó el retiro gradual de este contingente policial, que llegó a cifrarse extraoficialmente en casi 20.000 agentes, la mayoría antidisturbios, desplazados a diversos puntos de Cataluña como refuerzo para impedir el referéndum independentista del pasado 1 de octubre convocado por la Generalitat.

Dos de los barcos cruceros que los han alojado en la capital catalana, el GNV Azzurra y el Rhapsody, zarparán hoy domingo y el martes, según confirmaron fuentes del Puerto de Barcelona, mientras que el tercero, Moby Dada, que fue apodado el del Piolín por los dibujos del personaje que lo decoraban, ya abandonó el puerto el pasado 16 de diciembre. El resto de agentes que aún quedaban repartidos por el territorio catalán, alojados en diversos establecimientos, también regresaron ayer a sus destinos en el resto de España.

Las situación de los efectivos en Cataluña ha ocasionado diversas protestas por parte de los sindicatos de la Policía Nacional, que reprocharon que sus agentes que estaban en los barcos alquilados por Interior se encontraban alojados en «condiciones de habitabilidad indignas» y sin la previsión de descansos mínimos, unas acusaciones que el ministro del ramo, Juan Ignacio Zoido, negó entonces.

También suscitó polémica la actuación de algunos hoteles de Calella y Pineda de Mar que alojaban a efectivos policiales y que tras la presión ejercida por alcaldes o concejales instaron a los agentes a abandonar sus instalaciones tras la actuación de las fuerzas de seguridad durante el referéndum.

Cientos de ciudadanos se habían congregado ante los establecimientos hoteleros en estas localidades para pedir la marcha de los agentes antidisturbios, concentraciones que se sucedieron también frente a los cuarteles de la Guardia Civil de Travessera de Gràcia, en Barcelona, en el de la localidad barcelonesa de Manresa, en el de Sant Carles de la Ràpita o en el de la comisaría de la Policía Nacional en Reus.

A raíz de estos hechos, los cinco sindicatos de la Policía Nacional solicitaron al Ministerio del Interior que adoptara «medidas urgentes y efectivas» para garantizar la seguridad de los miles de agentes desplegados en Cataluña ante los «ataques, acoso, persecución y señalamiento» que estaban viviendo en el territorio catalán. La Fiscalía y algunos juzgados catalanes abrieron diligencias por presuntos delitos de odio contra los agentes desplazados a Cataluña.

Las críticas por las condiciones de los policías en territorio catalán se han alargado hasta los últimos días de su estancia, concretamente la pasada Nochebuena, cuando algunos de los policías alojados en el buque Rhapsody compartieron imágenes del menú de la cena con duras críticas dirigidas a Interior, a lo que el ministro Zoido respondió ordenando a la Policía abrir una investigación al respecto.