La situación en Cataluña latió de fondo en la celebración de la Pascua Militar ayer en Madrid. En la ceremonia ante los cuatro reyes, el presidente del Gobierno y la cúpula militar, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, descartó que ningún «particularismo» pueda romper la unidad de España y situó la lucha contra los ciberataques, como los sufridos tras el 1-O, como prioridad del Ejecutivo. Felipe VI eludió toda referencia directa al conflicto, pidió acercamiento entre militares y sociedad civil y homenajeó a su padre como ejemplo de lealtad democrática. En el acto solemne en Barcelona, el teniente general inspector general del Ejército, Fernando Aznar Ladrón de Guevara, mostró su confianza en que este año que empieza «se respete la legalidad».

Cospedal no citó directamente a Cataluña, pero en su discurso hizo constantes referencias oblicuas a la compleja situación política. A tenor del aniversario de la primera circunnavegación de la tierra protagonizada por Magallanes, la ministra sostuvo que «aquellas energías marcaron una identidad que ahora, tras cuatro décadas de democracia, sigue apostando por la unidad».

«En nuestro horizonte aparecen renovados propósitos y nuevas metas en común. No hay particularismo capaz de quebrar nuestra vocación de emprendedores unidos, y de proyectar al futuro la continuidad histórica de España como nación cohesionada, abierta, vertebrada y plural», defendió. Sus palabras llegaron solo unas horas después que confirmase, en una entrevista a Abc, que el ministerio que dirige tuvo un dispositivo preparado por si era necesaria una intervención del ejército en Cataluña.

En su discurso, Cospedal se extendió sobre el riesgo de los ciberataques, las injerencias en las redes para crear desinformación entre los ciudadanos, que, sostiene, se han consolidado ya como «un nuevo campo de batalla». Situó este combate como prioritario este 2018.

No hizo mención directa al caso catalán, aunque ella misma admitió en noviembre que el Gobierno había detectado propaganda rusa en las redes sociales intoxicando sobre el procés para tratar de desestabilizar a España. Ante la cúpula militar, Mariano Rajoy y los reyes, insistió en los peligros que implica manipular la percepción de la ciudadanía con campañas masivas de desinformación y afirmó que estas injerencias responden a fines geopolíticos y geoestratégicos.

«Debemos tomar conciencia de que no estaremos completamente seguros si no consideramos esta nueva forma de enfrentamiento como uno de los dominios más peligrosos; ese será uno de los retos más importantes que tendremos que abordar», admitió.

Además, la ministra reivindicó un paquete de inversiones a 15 años. Este 2018 se completa el ciclo inversor gestado en los años 90. Defensa considera que la necesidad de afrontar nuevos desafíos debe apalancarse en mejor formación e instrumental para el ejército. Cospedal no detalló aún los Planes Especiales de Armanento (PEAs) pero sí enfatizó en la actividad económica y el empleo que generarán los encargos del ejército.

A diferencia de la ministra de Defensa, Felipe VI evitó adentrarse en la espinosa crisis catalana y convirtió la celebración de la Pascua Militar en un homenaje a su padre, un elogio a la figura de Juan Carlos I (que el viernes cuplió 80 años) como ejemplo de lealtad democrática.

«Felicidades, Majestad; y gracias, también, por tantos años de servicio leal a España, por tu ejemplo vistiendo con honor el uniforme y siempre velando por la excelencia y el compromiso de nuestras Fuerzas Armadas con nuestra democracia, nuestra libertad y nuestra seguridad», agradeció.

Se refirió a la Constitución como «el gran pacto de convivencia entre los españoles», aunque no mencionó el debate sobre la reforma que, de forma todavía incipiente, comenzará el 10 de enero en la primera sesión de la Comisión Territorial en el Congreso.