La primera jornada del 12º congreso regional del PP en Galicia rompió los pronósticos de tranquilidad y comenzó con discrepancias en los pasillos por el modo de elegir al candidato a la presidencia de la Xunta.

El sector populista, el mismo que protagonizó la reciente crisis que dejó agotado al líder del partido, Manuel Fraga, de 81 años, apuntó que el candidato a la Xunta debe elegirse en un congreso extraordinario, pues así lo recoge el reglamento interno de los populares gallegos, según defendió el exconsejero de Obras Públicas José Cuiña.

Sin embargo, el secretario general del PPG, Jesús Palmou, argumentó que la cláusula no se ha aplicado nunca porque contradice los estatutos nacionales, que indican que tanto los candidatos a las autonómicas como a las generales serán designados por la dirección central.

IMAGEN ENSOMBRECIDA La polémica ha ensombrecido la imagen de unidad que la dirección del PP gallego había trabajado minuciosamente esta semana. Se ha logrado la presentación de una sola lista con pocos pero cuidados cambios respecto a la directiva anterior, que complacían a todos los sectores. Entre las novedades destacan la permanencia de Palmou, reforzado como secretario general, y la creación de cuatro vicesecretarías, una por provincia. Esta solución colma las aspiraciones de los presidentes provinciales y, muy especialmente, las de José Luis Baltar, que ve a uno de sus hombres, Roberto Castro, en un puesto de especial relevancia. El propio Baltar continúa en la lista, al igual que Cuiña, que estará en la directiva gallega por designación directa de Fraga.

Pese a la polémica inicial, los populares cierran filas en torno a Fraga, al que pretenden revitalizar en este congreso, que es el más participativo de cuantos se han realizado en Galicia, ya que los 3.000 participantes, de los que 1.400 son compromisarios, presentan casi 500 enmiendas a las ponencias oficiales.