Cuando Kyriakos Mitsotakis, presidente de la conservadora Nueva Democracia (ND), sube al escenario, la plaza entera explota. La gente, que lleva ahí cerca de media hora esperando, crea un mar rallado del blanco y azul de banderas griegas que han sido previamente repartidas por miembros del partido en la entrada.

La música house de discoteca veraniega cede para dar paso al líder, que, crecido y en la cresta de la ola, ya goza ante los ojos de los suyos del aura de primer ministro. No lo es, pero es tan solo una cuestión de un par de días: este domingo, Mitsotakis, según absolutamente todas las encuestas, ganará las elecciones generales griegas por delante del actual jefe de Gobierno, el izquierdista Alexis Tsipras.

Los asistentes al mitin, unos pocos miles, callan. Se disponen a escuchar. Todo empieza este domingo. Las urnas estarán vacías por la mañana. Pero por la noche estarán ya llenas de millones de votos para Nueva Democracia. Estarán llenas de votos azules; del azul de la bandera griega y del partido ND, dice Mitsotakis al público, que observa al líder con la Acrópolis de Atenas iluminada a su espalda. La escenografía, como la elección de bronceado con camisa blanca impoluta arremangada hasta los codos de Mitsotakis, ha sido calculada al milímetro.

Y los asistentes, parecería, también. Todos están cortados por el mismo patrón: ellos, camisa recién planchada, dos botones desabrochados, raybans colgando en el tercero, pelo engominado, piel morena, pantalones color crema y mocasines lustrados; ellas, pintadas hasta el último poro de la cara, sus mejores vestidos, peinados que requieren horas de trabajo y una maestría de orfebrería artesanal. Casi nadie desentona: los fans de Mitsotakis son gente bien.

ND ganará seguro y yo les votaré, por supuestísimo dice Zanís, un joven de 31 años que ha venido al acto de campaña no con camisa sino con polo blanco. Tsipras, para mí, es el peor primer ministro que ha tenido nunca Grecia. No ha hecho nada estos últimos cuatro años; solo intentar traer el comunismo.

BAJAR LOS IMPUESTOS

Para ganar estas elecciones, ND se ha basado en una propuesta infalible: la promesa de bajar los impuestos como nunca antes y revertir las subidas que, durante su gobierno, tuvo que acometer Tsipras a regañadientes y obligado por los preceptos de la troika, la UE, Alemania y Bruselas.

La economía crece muy lentamente cerca del 2% y esto es por culpa de Syriza. Tendríamos que estar creciendo al 4% anual, no a menos del 2%. Y los responsables son ellos. La solución es fácil: bajar impuestos a las empresas y a la clase media y quitarle los frenos a la actividad económica, explica Haris Theoharis, candidato al Parlamento para ND y uno de los nombres que suena, en las quinielas, para ser el próximo ministro de Finanzas de Mitsotakis.

Kyriakos es la persona más preparada que he conocido en mi vida para el puesto de primer ministro. Ya tiene sus primeras leyes redactadas y su gabinete preparado, dice Theoharis, para luego decir, sonriendo, que bueno, que no sabe si él será ministro, que está para servir y que hará lo que le diga el jefe y lo que le mande el partido.

FAMILIA Y RENOVACIÓN

No hay nadie, en Grecia, que no conozca el apellido Mitsotakis, y eso no es precisamente gracias a Kyriakos. El candidato de ND es, de hecho, uno más de la familia: su padre, Constantinos Mitsotakis, fue primer ministro en los 90; su hermana, Dora Bakoyannis, ministra de Cultura, primero, y de Asuntos Exteriores, después; su sobrino Kostas Bakoyanni, es el nuevo alcalde de Atenas. Los Mitsotakis son una de las familias con más poder en toda Grecia.

Pero Kyriakos, para estas elecciones, ha intentado mostrarse distante a todos ellos: alguien que ha luchado para liderar su partido y que, con el paso de los años, ha conseguido renovarlo.

Votaré a ND porque bajarán los impuestos, porque pagamos demasiados con Tsipras. Mitsotakis devolverá el país a la normalidad. Lo creo. Él está con los autónomos, se preocupa por las empresas, y eso reducirá el desempleo, dice Ada en el mitin de ND. Mitsotakis propone una bajada de impuestos sin tener en cuenta la desigualdad que hay en Grecia contrataca Costas Douzinas, parlamentario de Syriza. Propone abaratar y desregular el mercado de trabajo. Esto solo creará un agujero en las arcas del Estado y reducirá el estado del bienestar.

Kyriakos Mitsotakis habla. Promete y desgrana, como una ametralladora, bajadas de impuestos en todos los flancos posibles y ayudas a las clases medias. Los asistentes le aplauden y hacen sonar sus bocinas. A dos días de ir a votar, ya se sienten vencedores.