Los Mossos buscaban a unos simples delincuentes y se encontraron con unos presuntos colaboradores de extremistas islamistas. La policía autonómica investiga el grado de relación entre los 10 paquistanís detenidos ayer en dos pisos de Barcelona y activistas de la Yihad Islámica.

En concreto, los agentes tratan de averiguar si los arrestados facilitaron documentos falsos y dinero a miembros del islamismo radical, como apuntan algunos indicios. Fuentes de la investigación subrayaron que los falsificadores no usaban en España las tarjetas ni los documentos con el fin de enriquecerse, como hicieron sus 27 compatriotas de la red desarticulada el pasado día 1.

En esas pesquisas, los Mossos obtuvieron los datos que les condujeron hasta el grupo desmantelado ayer. La Audiencia Nacional autorizó la operación de la policía autonómica por tratarse de posibles falsificaciones y blanqueo de dinero, delitos sobre los que tiene competencias exclusivas. En ningún caso, el juez de guardia de ese tribunal, Ismael Moreno, dio su conformidad a una operación terrorista. La policía autonómica no tiene competencias en lucha antiterrorista, aunque desde hace más de una década existe un grupo de información antiterrorista que colabora de forma regular con el Cuerpo Nacional y la Guardia Civil, sin que se hayan producido problemas.

POSIBLE RED DE COBERTURA En este caso, los Mossos investigan contactos de los detenidos con personas que tienen lazos con el terrorismo suní radicado en Pakistán. Los Mossos consideran que el grupo desmantelado en Barcelona pudiera estar dando cobertura y apoyo logístico a terroristas. "Vivían en la miseria, sin muebles ni colchones y, en cambio, mandaban dinero y documentos al extranjero", explicó una fuente policial.

Por el momento, al grupo se le han incautado cinco bolsas de material, entre el que destacan 40 pasaportes falsos paquistanís, dos españoles y otro saudí. Varios llevaban la foto de una misma persona. También han sorprendido los vídeos y la documentación que se han encontrado, ya que han aparecido una veintena de libros, escritos en urdu y pastu (lenguas habladas en Afganistán y Pakistán), referentes a Bin Laden, a actividades de los muyahidines (combatientes) y a atentados terroristas anteriores al 11-S perpetrados en Kenia y Filipinas.

Montserrat Tura, la consejera catalana de Interior, informó al ministro José Antonio Alonso horas antes de la operación, que comenzó a las cinco de la madrugada. Ambos acordaron que los Mossos llevarán la investigación en solitario y, caso de confirmarse la pista terrorista, intervendrían los expertos antiterroristas de la Policía Nacional.

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, pidió ayer cautela. "Hay material escrito y propaganda, pero no explosivos", precisó.