Diego Torres es un hombre con una misión: demostrar que Iñaki Urdangarin era tan responsable como él en los manejos del Instituto Nóos, y que la infanta Cristina, además, estaba al corriente de todo. Y cuenta con armas contundentes: los correos electrónicos, que van de lo oficial a lo banal, pasando por lo comprometedor y el puro chascarrillo, que el yerno del Rey dejó en la fundación. Desde que Urdangarin descargó sobre él toda la culpabilidad en las actuaciones supuestamente ilegales de Nóos y se opuso a que le fuera levantada la imputación a su mujer, Torres (Maó, 1965) ha ido dosificando los cientos de e-mails que extrajo de la empresa que compartía con el marido de la infanta. Este es uno de ellos, remitido por el yerno del Monarca a su esposa: «Aprovecho que estás conectada para enviarte una comunicación de Nóos que tengo pensado enviar. Hay dos versiones. Clientes, colaboradores y amigos. Léelo y dime qué piensas please… Ciao».

Hubo un tiempo en el que Torres y Urdangarin eran uña y carne. El primero le estaba tan agradecido al segundo que incluso le hizo una mención en su tesis. Pero todo eso es el pasado.