A Alexandra Marghella se le notaba ayer orgullosa de estudiar en la Universidad de Georgetown, la joya de los jesuitas en EEUU situada en Washington DC.

Esta joven de Nueva Jersey, de 20 años y origen italiano, el lunes recibió, como todos los que cursan estudios en el centro Edmund A. Walsh de Relaciones Internacionales, un correo electrónico en el que se anunciaba que José María Aznar había alcanzado un acuerdo con la Universidad para ser "distinguido especialista" e impartir dos seminarios cada semestre sobre política europea contemporánea y relaciones transatlánticas.

Aznar será el estadista de cargo más alto en impartir clases con asiduidad. "Es muy interesante que venga alguien de tan alta posición. Y no ha decidido ir a Harvard o a cualquier otra universidad. Por eso Georgetown es única y yo soy afortunada", dice Marghella.

Un aliado de EEUU

"Siento mucho decirlo, pero no sé mucho de él. Sé que ha sido aliado de EEUU. Y apoyar a América es el camino adecuado", sentencia la joven que, sin esperar a escuchar hoy en su campus al candidato demócrata, John Kerry, anuncia que votará a George Bush.

El desconocimiento de la figura de Aznar de Marghella no es único en el campus, en cuyo principal diario estudiantil, The Hoya , aparecía ayer en portada la foto del político español y la nota oficial con que se informó de su fichaje. Pero sí es una excepción entre los estudiantes de relaciones internacionales, sucesores en las aulas de líderes como Bill Clinton o el director de la CIA, George Tenet.

Relevancia internacional

Aaron Boesenecker, que prepara su doctorado en el Centro BMW de Estudios Europeos y Alemanes, conoce bien la figura de Aznar y sus palabras para describirlo tienden hacia la alabanza. "Tiene presencia y confianza, es muy equilibrado como político y es un líder internacional", decía ayer mientras recordaba una conferencia que en 1997 dio Aznar en este mismo centro.

"Es carismático, habla muy bien y emana gran autoestima", añadía Benjamin Read, otro estudiante que asegura que Aznar "ha intentado poner a España en el mapa y ha logrado que aparezca en las noticias". Read admite poco después que del anterior presidente, Felipe González, no sabe "casi nada".

Si se pide a los dos estudiantes que busquen su primer recuerdo de Aznar todo aparece difuso: una referencia a cuando ganó las elecciones, un artículo de hace años en The Economist... ¿Desde cuándo, entonces, dirían que ha ganado esa relevancia internacional de la que hablan? Para eso la respuesta es unánime: después del 11-S.

"Sea cual sea la opinión o la posición que se tenga, hay que reconocer que Aznar es una figura contemporánea importante e interesante política y públicamente", aseguraba en su despacho el profesor Jeffrey Anderson, director del centro BMW y experto en Europa. "Tuvo el valor de tomar medidas impopulares y ha sido un dirigente dispuesto a liderar, y de esos hay pocos hoy", prosigue Anderson.

Algunos estudiantes se interesaron ayer mismo por los seminarios de Aznar, pero de momento casi no hay información. En principio, la idea es que se impartan en español y con grupos reducidos de 20 o 30 personas "para hacer más enriquecedora la experiencia tanto para los alumnos como para el profesor", explica Anderson.

Aznar tendrá libertad absoluta para elegir sus temas. Tampoco está definido en qué forma entrarán los cursos de Aznar dentro del programa académico.

De cómo será la vida de Aznar en sus cortas estancias en Washington tampoco se sabe mucho. Ni si buscará una casa o vivirá en hoteles dada la brevedad de sus estancias previstas.