Con el Gobierno de la Comunidad de Madrid en plena descomposición, lejos de aprovechar la ocasión de oro que les brinda el caso Cifuentes en Podemos vuelve la lucha intestina, abierta de súbito por las prisas del oficialismo para atar en corto al precandidato, Íñigo Errejón. Pablo Iglesias le quiere como cabeza de lista, sabe que es su mejor baza, pero negocia para compensar ese nombramiento con una lista electoral afín al pablismo. Las conversaciones llevan en dique seco semanas, pero la disputa no estalló hasta ayer en los pasillos del Congreso. Errejón se niega a ser un mero señuelo de campaña en un proyecto dominado por Iglesias y este se revuelve: «Ni media tontería, Íñigo», censuró.

Errejón está llamado a ser el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid el 2019 desde que lo pactase con Iglesias tras perder Vistalegre 2, en febrero del año pasado. Es un acuerdo no escrito, que el pablismo tiene prisas ahora para rubricar. Bajo el argumento de que el caso Cifuentes obliga a investir con urgencia a un candidato que sea referente para el electorado progresista, el aparato estatal maniobra. Quiere primarias en mayo, pero pretende que esa consulta a los inscritos sea solo para elegir el candidato, y que las listas electorales se voten más adelante. Es un método que nunca se ha utilizado en Podemos y que implicaría que Errejón se compromete ahora a liderar un proyecto que no controla, puesto que el equipo se decidiría después, en órganos que domina una mayoría pablista, que podría imponer nombres y dejar al errejonismo reducido solo al cabeza de lista como mero títere.

La jugada oficialista la lanzó este miércoles por la noche el líder regional, Ramón Espinar. Errejón, consciente de que la maniobra lo convertiría en un mascarón de proa tan simbólico como anodino, respondió que rechaza esa fórmula. Quiere que las primarias sean conjuntas para que los inscritos elijan un proyecto completo. Fuentes próximas advierten de que si ese pacto no se logra, Errejón está dispuesto a retirar su candidatura. Se niega a ser el cabeza de lista de un proyecto pablista, corriente con la que sigue manteniendo profundas discrepancias.

El órdago enervó a Iglesias. «La gente no nos va a consentir ni media tontería. De lo que estamos hablando es de ganarle las elecciones al PP y de gobernar en Madrid y el mandato que tenemos es ganarles. Ni media tontería con asuntos internos», estalló, visiblemente molesto. No hizo referencia a que la nueva guerra la abre el pablismo al tratar de atar a Errejón como candidato con un equipo impuesto. Tampoco recordó Iglesias que él mismo, en Vistalegre 2, defendía que no podía ser elegido líder sin su equipo.