Además de la propuesta española de facilitar las remesas de emigrantes con el fin de mejorar la financiación de los países pobres, el plan de España, Francia, Brasil y Chile para erradicar la pobreza incluye otras iniciativas, entre las que destacan la creación de impuestos al flujo internacional de capitales y al comercio de determinadas armas pesadas.

También se plantea el establecimiento de aportaciones voluntarias a través de las tarjetas de crédito, que ya se utilizan en muchos países. Proponen implicar a las empresas que explotan las tarjetas y los bancos.