José Luis Rodríguez Zapatero ha puesto en marcha una nueva estrategia en el Magreb, que propugna una solución autonomista del conflicto del Sáhara. El presidente aboga por que Marruecos y el Frente Polisario pacten una autonomía lo más amplia posible para la excolonia española, tras lo cual se consultaría a los saharauis en referendo si aceptan o no dicho acuerdo, sin darles opción a pronunciarse por la independencia.

Zapatero es consciente de que una solución de esas características satisface a Marruecos y encontrará una dura resistencia inicial por parte del Polisario. Para superar este escollo, el mandatario español defiende que un núcleo de cuatro países --EEUU, España, Francia y Argelia-- patrocinen las negociaciones y garanticen a los saharauis no sólo una autonomía real respecto a Rabat, sino también un horizonte de bienestar que compense su renuncia a la independencia.

RETICENCIAS También habría que vencer las reticencias de Argelia, principal valedor del Frente Polisario, que sólo con fuertes contraprestaciones aceptaría quitar a Marruecos, su eterno rival, la espina en el flanco sur. De entrada, Madrid es partidario de que Argelia deje de ser considerada parte del conflicto y se incorpore al nuevo grupo de patrocinadores. Todo el proceso se haría bajo bandera de la ONU y con el acuerdo de las dos partes, enfatizan las fuentes oficiales.

El planteamiento que defiende el presidente Rodríguez Zapatero supone un giro radical de la postura de "neutralidad activa" en el conflicto que han mantenido todos los gobiernos españoles de la democracia. También implica el abandono de todos los planes de la ONU propuestos hasta la fecha, que establecen el referendo de autodeterminación.

Según la Moncloa, un referendo sin opción a la independencia también encaja en el ejercicio del derecho a la autodeterminación. Explican que, en el caso improbable de que la mayoría de los saharauis vote contra un acuerdo previamente pactado por sus líderes, la situación volvería al "punto muerto actual".

Fuentes oficiales aseguran a este periódico que la nueva estrategia que Zapatero quiere impulsar en el Magreb está guiada por el "interés nacional". Explican que, hasta ahora, la política exterior española se ha basado en el principio del "divide y vencerás" en la otra orilla del Mediterráneo. Así, existen informes de Defensa que aconsejan mantener vivo el conflicto del Sáhara para tener "ocupado" a Marruecos y fomentar las tensiones entre este país y Argelia, según aseguran fuentes oficiales.

Con los atentados del 11-M aún frescos, y los informes de los servicios secretos alertando sobre el fortalecimiento del terrorismo islamista, Zapatero ha decidido apostar por la estabilidad del Magreb. Esta visión, que pasa por superar el conflicto del Sáhara, es compartida --y al parecer coordinada-- por Francia, en un momento en que EEUU irrumpe con fuerza en el norte de Africa con una política regional ambiciosa.

"SELLO Y BANDERA" En su visita a Casablanca el 24 de abril pasado, Zapatero sondeó a Mohamed VI sobre sus planteamientos. Según fuentes consultadas, el monarca alauí le contestó que aceptaría cualquier solución para el Sáhara mientras Marruecos conserve "el sello y la bandera". Por contra, el presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, reaccionó con "cajas destempladas" cuando el líder español le transmitió el miércoles pasado en Argel sus opiniones. "El camino es difícil", reconoce un portavoz oficial.