Una amenaza de bomba atribuida a ETA obligó ayer a desalojar el estadio Santiago Bernabéu cuando faltaban cuatro minutos para que concluyera el encuentro entre el Real Madrid y la Real Sociedad. En siete minutos, 70.000 personas abandonaron las gradas de forma ordenada.

Eran las nueve menos cuarto de la noche cuando el árbitro del encuentro, Vicente José Lizondo Cortés, se dirigió a los jugadores para indicarles que había que desalojar inmediatamente el campo. La razón era que a las 20 horas, una llamada anónima en nombre de ETA había anunciado al diario Gara que a las 21 horas, poco después del final del encuentro, iba a estallar un artefacto en el estadio madridista.

Los responsables policiales dieron total credibilidad al aviso, ya que la banda utilizó ese mismo procedimiento para comunicar la colocación de las cinco bombas que estallaron en gasolineras de las autovías de salida de Madrid el pasado 4 de diciembre y de las siete que hicieron explosión el día de la Constitución.

El propio director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, asistía al partido en el palco del Bernabéu y autorizó la intervención policial y el desalojo de los 70.000 espectadores que presenciaban el partido. La Real Sociedad acababa de empatar y el Madrid luchaba por la victoria.

RASTREO PREVIO A las 20.15, la policía había comenzado a rastrear las papeleras, pasillos y servicios del estadio, según confirmó un empleado de los palcos vips, pero no encontró nada. Ante el riesgo de que la bomba estuviese en las gradas y estallara antes de la hora indicada, se decidió el desalojo. Fuentes de la Ertzaintza, que recibieron la alerta del diario Gara y la transmitieron a las Fuerzas de Seguridad del Estado, dijeron que había tantos elementos a favor como en contra de la veracidad de la amenaza.

El director de comunicación del Real Madrid, Antonio García Ferreras, explicó que "representantes del club y del Ministerio del Interior valoraron la amenaza, vieron que podía tener credibilidad y se decidió el desalojo". Ferreras añadió que "el aviso no precisaba la zona donde habían dejado el artefacto".

Al tiempo que el trío arbitral y los jugadores de ambos equipos abandonaban el campo, por la megafonía se pedía a los espectadores que se dirigieran ordenadamente a los vomitorios de salida. Los de las gradas inferiores salieron por el césped. En siete minutos el estadio quedó vacío sin que se registraran escenas de fuerza y pánico.

MOCHILAS Los jugadores salieron a la calle y permanecieron más de media hora hasta que fueron autorizados a volver al vestuario para ducharse y recoger sus cosas. Entre tanto, la policía rastreó las instalaciones. En el cuarto anfiteatro del fondo norte, que habían ocupado los seguidores de la Real, encontraron una mochila sospechosa. Los agentes encontraron otras 18 mochilas más y varios bolsos de mano abandonados por los aficionados. Los técnicos en desactivación de explosivos (Tedax) inspeccionaron todos los objetos sospechosos y concluyeron que no había nada. A las 10.15 levantaron el operativo. Un portavoz policial confirmó que se trataba de una falsa alarma.

No es la primera vez que el estadio Bernabéu es objetivo de una acción terrorista. El 1 de mayo del 2002, ETA hizo estallar un coche bomba poco antes del partido Real Madrid-Bar§a de la Liga de Campeones, causando heridas leves a 17 personas. El estadio madridista también figuraba entre los objetivos de los islamistas detenidos hace un mes en la operación Nova.