No por esperado no deja de ser significativo. La presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, renunció ayer a repetir mandato al frente de la Cámara en la legislatura que se iniciará, según estipuló Mariano Rajoy en virtud del articulo 155 de la Constitución, el próximo miércoles. «No me postularé para repetir, pero no abandono la política» explicó en el mismo Parlament.

Carme Forcadell se halla en libertad bajo fianza y pasó la noche del 9 de novembre en la cárcel. Se la persigue, como a otros miembros de la Mesa, por permitir la votación de la ley del referéndum y la de transitoriedad jurídica en el ya famoso pleno del 6 y 7 de septiembre, así como la declaración secesionista del 27 de septiembre.

Advertida de que, en virtud de su libertad condicionada, de que no debe realitzar nada que pueda ser considerado reincidente, Carme Forcadell ha esperado hasta ver qué pinta tiene la legislatura por comenzar para decidir si seguía o no al frente de la Mesa.

Número 4 de la lista de ERC el pasado 21-D, Forcadell se sentía cómoda con los planes de los republicanos que pasaban, de vencer, por alejar el foco de la polémica del Parlament, toda vez que el trabajo de declarar la indepenencia ya estaba hecho, y centrarse en desarrollar planes y leyes de carácter social que en su tramitación difícilmente podía uno toparse con el muro del Estado.

El triunfo de Puigdemont, en la lectura de los partidos secesionistas, sin embargo, ha echado al traste los planes de ERC y, por extensión, de la hasta el día 17 presidenta del Parlament.

La voluntad irrevocable de Puigdemont de ser investido, sí o sí, promete emociones fuertes en el Parlamento catalán, y toda una papeleta para el que la presida. Un cargo que vía excusa de mantener el estatus previo al 155, los posconvergentes generosamente han enchufado a ERC. Las apuestas sobre quién puede presidir esa Mesa apuntan al exconsejero del PSC, posteriormente escindido del partido y fundador de Nova Esquerra Catalana, Ernest Maragall, diputado por la lista republicana.

No es casual que Forcadell haya comunicado su renuncia después de que el miércoles los letrados del Parlament mantuvieran una reunión sobre la reglamentariedad o no de investir a un candidato que se halla en Bélgica en el momento del debate de investidura. La percepción, pues el dictamen solo llegará cuando la nueva Mesa, que se elegirá el miércoles, solicite el preceptivo informe, es que esa investidura a distancia no es posible.

Ello significa que si Puigdemont y los partidos independentistas quieren seguir adelante, el nuevo presidente de la Cámara deberá enfrentarse a nuevas querellas y declaraciones ante el Tribunal Supremo. Y quién sabe si con la cárcel. «Es deseable que sea alguien sin procesos judiciales abiertos», señaló la presidenta de la Cámara como pista a entendidos.

«Mi objetivo es que en este Parlament no hubiera censura», señaló Forcadell, «algo que hasta la entrada del 155 se consiguió».