El refrán quedó ayer en entredicho: la de Alberto Ruiz-Gallardón fue una retirada a tiempo, pero no una victoria. Al mediodía, para alivio de la dirección del PP, el alcalde de Madrid anunció la retirada de su candidatura a la presidencia regional del partido --encabezada por su número dos, Manuel Cobo-- porque la víspera había sido "severamente rechazada" por la junta directiva, máximo órgano entre congresos. Tras tirar la toalla ante su rival, Esperanza Aguirre, Gallardón dejó en el aire su futuro político. Sin excluir la retirada.

EL EPITAFIO "En política, como en la vida, no hay que utilizar eufemismos. A veces se gana, a veces se empata y a veces se pierde. Nosotros perdimos". Este fue el epitafio que trazó Gallardón en la lápida de la candidatura que, hace sólo una semana, presentó su vicealcalde para disputar el liderazgo del PP de Madrid a Aguirre, presidenta de la comunidad. "Si pierde Cobo, pierdo yo", reconoció el pasado lunes, y ayer no se desdijo.

El político más díscolo de la familia conservadora no midió bien sus fuerzas. Enfrentado a Aguirre por el control del PP de Madrid, Gallardón pensó que su imagen progresista y de buen gestor, que le ha permitido ganar tres elecciones seguidas por mayoría absoluta, le bastaría para granjearse los apoyos en un partido al que, por lo demás, jamás había prestado atención. Pero se equivocó, y ayer no dudó en reconocerlo.

"VENCIDO, NO DERROTADO" Gallardón explicó que la madrugada anterior, tras una "tensa" reunión de la junta directiva regional, comentó con Cobo que sólo les quedaba una opción: "Tenemos que retirarnos". Así lo acordaron tras constatar que su lista estaba "en una minoría casi absoluta", en palabras del alcalde, que comunicó su decisión a la opinión pública tras consultar sólo con sus colaboradores, sin informar antes al secretario general del partido, Mariano Rajoy.

Parafraseando a Ernest Hemingway, Gallardón aseguró sentirse "vencido", pero "no derrotado". Pero, citas literarias al margen, lo cierto es que Gallardón se mostró tan afligido que incluso flirteó con la idea de dejar la política. Quien hasta hace sólo tres años confesaba su anhelo de ser candidato del PP a la Moncloa, aseguraba ayer que lo único que tiene claro en estos momentos es que continuará como alcalde de Madrid "hasta mayo del 2007", fecha de las próximas elecciones municipales.

NUNCA AL MARGEN DEL PARTIDO Nada más quiso aventurar sobre su futuro tras el 2007 --"después, no lo sé, es muy pronto"--, salvo para salir al paso de la "infamia" que le atribuye el proyecto de fundar un partido más centrado que el PP. "Podré seguir en política o no, pero es imposible que haga política al margen de mi partido, que es el PP", prometió.

El alcalde defendió a Cobo frente a "los juicios tremendamente injustos" que ha sufrido, y ratificó su opinión de que Aguirre "optó claramente por la exclusión" en vistas al congreso regional. Sólo después admitió que la presidenta autonómica tiene ya "las manos libres" para formar la nueva dirección del PP madrileño.

Aguirre, en cambio, agradeció a Gallardón su "sentido de la responsabilidad y de la democracia". Incluso le adelantó, mediante un mensaje de móvil, que le llamará para integrar en su candidatura a miembros del sector afín al alcalde. "Pienso contar mucho con él", garantizó la presidenta madrileña.

"LO QUE TENIA QUE HACER" Pero fuentes de la cúpula del PP no ocultaban ayer su resquemor con Gallardón: "Ha hecho lo que tenía que hacer". Aunque alineado con Aguirre, Rajoy rehusó mediar en una crisis que, al final, se ha zanjado sin su intervención. Lo que le permite recobrar el aliento y tratar de afianzar su aún incierto liderazgo.