La Generalitat de Cataluña ha anunciado que retirará los frescos del Salón de Sant Jordi, en el edificio del Palau, sede del Ejecutivo autonómico, encargados en los años 20 durante la dictadura de Primo de Rivera. Una comisión de expertos en historia del arte que estudia la reforma de dicha estancia ha aprobado por unanimidad retirar las pinturas que ahora decoran la sala, según avanzó TV3. Se trata de frescos que representan escenas como el Compromiso de Caspe, la batalla de Lepanto o la llegada de Colón a Barcelona ante los Reyes Católicos.

Debajo de estas pinturas quedaron murales del artista uruguayo Joaquim Torres García -encargados por Prat de la Riba-, que Joan Antoni Samaranch recuperó durante su etapa al frente de la Diputación para decorar otras salas de este palacio.

Una veintena de expertos en patrimonio recomendaron este septiembre sustituir los murales del salón de Sant Jordi porque los consideraban una obra «ideológica, muy connotada, de autores secundarios» que oculta unos murales anteriores «de mucha más valía artística». Días después de tomar posesión como presidente de la Generalitat, en mayo del 2018, Quim Torra lamentó a su cuenta oficial de Twitter que las «fabulosas» pinturas de Torres García fueran sustituidas por los murales encargados por Primo de Rivera. «Un tema, pues, que habrá que resolver», aseguró Torra.

TORRA PRESIDE LA COMISIÓN DE EXPERTOS

La comisión de expertos se reunió por primera vez a finales del mes de septiembre de este año. Está formada por veinte personas entre los que destacan Torra como presidente de honor y Pepe Serra, director del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que llegó a tachar de «temeridad» el traslado de las pinturas de la sala capitular de Sijena, a pesar de que este museo permitió la salida de varios plafones para exponerlas en New York y Londres. Junto a expertos en el mundo del arte, también forman parte de la misma seis representantes del Departamento de Cultura y tres representantes del Departamento de Presidencia de la Generalitat de Cataluña.

El salón Sant Jordi data del siglo XVI-XVII. Su arquitecto, Pere Blai, ideó este espacio como una nueva capilla en sustitución de la capilla gótica de San Jorge que al final no se llevó a cabo. En 1908, tras la ocupación del Palacio por parte de Audiencia Real fruto del Decreto de Nueva Planta, el presidente de la Diputación de Barcelona Enric Prat de la Riba encargó a Torres García un mural para el salón que posteriormente, durante la dictadura de Primo de Rivera se ordenó la sustitución de la obra por un conjunto pictórico con un aire españolista.

Entre los hitos históricos representados destacan el Compromiso de Caspe, realizado por Carlos Vázquez; la batalla de Las Navas de Tolosa; el recibimiento de Colón a los Reyes Católicos; el casamiento de Isabel la Católica y Fernando de Aragón; las Cortes de Monzón; la pimera misa después del desembarco de la hueste del rey Don Jaime el Conquistador en Mallorca, la reunión del Capítulo del Toisón de Oro en el Coro de la Catedral de Barcelona y la Virgen de Montserrat con los Santos y Reyes que han visitado el Monasterio, que preside el salón. En la actualidad, este espacio del palacio sede del Ejecutivo catalán es empleado para recepciones oficiales.

¿QUÉ ES EL COMPROMISO DE CASPE?

El pasaje más conocido de la Historia de Caspe se remonta a 1412. Es el famosísimo y decisivo Compromiso o Sentencia de Caspe, y para entender mejor el hecho histórico tenemos que viajar hasta 1410, al momento de la muerte del rey de Aragón Martín I, conocido como “El Humano”.

En efecto, al morir este rey sin descendientes legítimos la sucesión al Trono presentaba un problema: demasiados candidatos que reclamaban sus derechos y demasiado riesgo de una guerra civil y una situación de caos, anarquía, desórdenes y pillaje. Era lo habitual en la época y todo hacía presagiar que entonces no iba a haber una excepción.

Pero la hubo. Nueve hombres versados en leyes, tres por cada uno de los principales brazos del Reino: Aragón, Valencia y los Condados Catalanes, se reunirían para decidir con su voto y a fuerza de diálogo y ley cuál de los candidatos que alegaban sus derechos a la Corona sería el más legítimo para ocuparlo.

El elegido resultó ser un infante castellano de la Casa de los Trastámara con ascendencia aragonesa: Fernando I de Aragón, abuelo de Fernando el Católico. El poder de las armas y la fuerza bruta, en Caspe se transformó en el poder de la palabra y la convicción. Casi nada en un mundo regido por las guerras y la sangre. Eso cambiaría para siempre la historia de España.