No es frecuente el recurso a la descalificación en el lenguaje diplomático, aún menos si anda de por medio una potencia mundial del calibre de Estados Unidos. Rompiendo moldes, la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, tachó ayer de "irresponsable" e "imprudente" al secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, por pronosticar que este verano el terrorismo internacional intentará actuar de nuevo en España.

De visita en Singapur, Rumsfeld se descolgó ayer con un alarmante vaticinio. "El nivel de la amenaza sugiere un alto interés de los terroristas en atacar EEUU y muchos países más. España, Indonesia y otras 5, 10 o 15 naciones", diagnosticó el secretario de Defensa del presidente estadounidense, George Bush, antes de participar en una conferencia sobre el futuro de Asia y el Pacífico.

LEJOS DEL FIN Ante las cámaras, Rumsfeld no quiso detallar más estos oscuros augurios sobre la amenaza de Al Qaeda en España. Se limitó a comentar que la guerra contra el terrorismo internacional está aún lejos de llegar a su fin, y que las organizaciones violentas e integristas "siguen tratando de desestabilizar los países musulmanes moderados de cualquier región del mundo".

Sus palabras, en cualquier caso, retronaron en la Moncloa, donde ayer, como cada viernes, se celebraba la reunión del Consejo de Ministros, que presidía José Luis Rodríguez Zapatero. Al comparecer ante la prensa, Fernández de la Vega, como portavoz gubernamental, no quiso pasar por alto la alarmista declaración de Rumsfeld.

"Tan solo les diré que, como mínimo, me parece una imprudencia", comentó la vicepresidenta. A su juicio, "es una imprudencia y una irresponsabilidad" que, tras la brutal masacre del 11-M, el jefe del Pentágono aliente la inquietud de la población española al situarla entre los posibles blancos de Al Qaeda a corto plazo. "Siempre hay posibilidades de que haya un atentado terrorista", apuntó Fernández de la Vega, quien recordó que "el terrorismo es siempre una amenaza". Lo que no quiso aclarar la vicepresidenta es si, antes de trasladar estas impresiones a la opinión pública, la Administración de Bush había comunicado algún dato concreto al Gobierno sobre los supuestos planes del terrorismo internacional de actuar nuevamente en España en los próximos meses.

Fuentes gubernamentales sí apuntaron después que EEUU no ha aportado ninguna información fiable que haga pensar a los responsables de la lucha antiterrorista que el riesgo de un nuevo atentado de Al Qaeda vaya a aumentar en el futuro inmediato.

También el ministro español de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, tomó cartas en el asunto y, al conocer las declaraciones de Rumsfeld, llamó a su homólogo estadounidense, Colin Powell. Moratinos le dijo que hay que "evitar entrar en polé- micas y trabajar unidos" contra el terrorismo. El ministro español no quiso calificar las palabras de Rumsfeld --"se descalifican por sí mismas", dijo-- y argumentó que "al terrorismo no hay que darle ningún instrumento, justificación ni de objetivo, ni en el tiempo ni en la geografía".

Con su contundente respuesta a Rumsfeld, el Ejecutivo quiso impedir ayer que se apodere de la ciudadanía la psicosis de atentado. Todo ello con el riesgo de enturbiar aún más las relaciones con EEUU, dañadas desde que Zapatero ordenó la retirada de los 1.300 militares destacados en Irak por orden de su predecesor, José María Aznar. Zapatero mantendrá su primer contacto personal con Bush a finales de este mes, en la cumbre de la OTAN en Estambul.