El Gobierno ha decidido modular los reproches a Podemos, continuos desde el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez. El jueves, el presidente en funciones volvió a llamar a los morados «socios preferentes», recuperando la expresión nacida de los 12 meses de colaboración tras la moción de censura a Mariano Rajoy. Ayer, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, dedicó buena parte de su comparecencia tras el Consejo de Ministros a rebajar el tono hacia la fuerza de Pablo Iglesias.

Una coalición como la que se exploró sin éxito, y en la que los morados siguen insistiendo, está descartada, pero Celaá dejó claro ayer que el Ejecutivo quiere «entenderse» con Podemos, creando un «espacio común», que les lleve a «compartir un Gobierno progresista».

«El Gobierno de coalición no pudo ser, encontramos dos concepciones contrapuestas. La de aquellos que creían que podría haber dos gobiernos en uno y la nuestra, en la que queríamos un solo Gobierno, que es lo que necesita un país -explicó la portavoz-. Las contradicciones en la concepción socavaron la confianza. Era una cuestión no solo aritmética, sino también política. Pero seguimos trabajando. Por eso hemos puesto otra fórmula. Vamos a ver si a través de ese programa podemos encontrar un espacio común».

La portavoz aludía así al nuevo movimiento de Sánchez, que se cita ahora con la llamada sociedad civil (sindicatos, asociaciones ecologistas y feministas, tercer sector…) para alumbrar con ellos una propuesta que trasladará a Podemos.

De momento, Sánchez e Iglesias no han tenido ningún contacto desde el jueves de la semana pasada, día en el que fracasó la investidura. Pero «lo habrá», anunció la portavoz, porque el líder de Podemos «ha venido siendo» su «socio preferente».