Herido y exhausto después de tres semanas negras tratando de apagar incendios y escándalos, el Gobierno salió ayer a señalar a PP y Cs como promotores de una «campaña de acoso» que tendría como propósito derrocar al Ejecutivo socialista con dos tácticas: ataques personales a los ministros para desacreditarlos y el bloqueo institucional. El Ejecutivo tachó de «cacería» la estrategia de populares y naranjas.

La reacción llegaba apenas unos minutos después de que la pinza de conservadores y liberales en Mesa del Congreso tumbase la única oportunidad que le quedaba a Pedro Sánchez para reformar la ley de estabilidad, aprobar una senda de déficit con 6.000 millones de oxígeno y, en definitiva, acelerar los Presupuestos. Con el veto de PP y Cs, al presidente no le queda más alternativa, como él mismo reconoció, que llevar al Parlamento los objetivos que dejó preparados Mariano Rajoy. Un varapalo para Sánchez y para las comunidades autónomas, que perderán los 2.400 millones extra que Bruselas estaba dispuesta a permitir.

Los socialistas se llevan una derrota sustantiva en el Congreso, donde la bronca promete continuar. El PSOE apunta a la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, como agente no neutral al servicio del PP, mientras las filas de Pablo Casado y Albert Rivera seguirán exprimiendo los casos del ministro de Ciencia, Pedro Duque, y la de Justicia, Dolores Delgado, con comparecencias y choque parlamentario.

Sánchez, de viaje en Estados Unidos hasta mañana, no asistió ayer al Consejo de Ministros. Pero tras la reunión, su Gabinete salió a denunciar la «maniobra orquestada», el «acoso brutal» y, en definitiva, la «cacería». Fuentes gubernamentales opinaron que la ofensiva solo busca derrocar a Sánchez: «No hemos caído de un guindo. No se busca hacer justicia, ni se busca la verdad. Se busca machacar a alguien para que caiga el Gobierno».

En rueda de prensa, la portavoz, Isabel Celaá, advirtió de que esa ofensiva no hace amedrentarse al Ejecutivo. «El Gobierno es un equipo de granito», aseguró. «Hemos pasado de la impunidad a la persecución, pero continuamos en la brecha. No vamos a parar de trabajar», aseguró. Celaá repitió el mensaje de Sánchez: si el independentismo no baja la crispación, habrá elecciones anticipadas.