La negociación entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias nada tiene que ver con la de hace unos meses. No es solo la prisa que se ha dado el presidente en funciones para sellar el preacuerdo para un gobierno de coalición presentado el martes, mostrando que lo que no se quiso o se pudo hacer durante meses ha sido posible ahora en menos de 48 horas. También es la forma de abordar la alianza. Si el pasado verano se intentó cerrar la estructura del futuro ejecutivo en todos sus flecos antes de anunciar el pacto, provocando un agónico tira y afloja por ministerios y competencias, ahora el esquema ha sido otro: plasmar el entendimiento con unas líneas políticas muy generales, dando así un paso sin vuelta atrás, y dejar para más adelante cómo se compondrá el nuevo Gobierno. Pero las líneas generales para esta estructura siguen teniendo mucho que ver con lo que se intentó en julio. Socialistas y morados negocian, de hecho, sobre los cimientos de aquel pacto frustrado.

Según fuentes de la dirección del PSOE, de momento no se han abordado tanto los nombres de los ministros como el reparto de ministerios. La idea, explican en la cúpula socialista, es que haya tres vicepresidencias. Una política, que todavía está por ver que siga ostentando Carmen Calvo. Los colaboradores de la actual número dos no quieren entrar en "especulaciones", pero aseguran estar "tranquilos". Otra económica, que recaería en Nadia Calviño, según anunció el propio Sánchez durante el debate electoral de la semana pasada. Y otra para Iglesias.

El entorno de Sánchez confirma también que los ministerios considerados de Estado (Defensa, Interior, Exteriores y Justicia) seguirán estando en manos del PSOE. Ese fue el enfoque del pasado verano, aceptado por Podemos, y se repetirá esta vez. Así que las competencias de Iglesias tendrían más que ver con la parte social, encargándose especialmente de los departamentos que gestione su partido. En verano, los socialistas ofrecieron a Podemos una vicepresidencia (que iba a ocupar su portavoz parlamentaria, Irene Montero, tras el paso atrás de Iglesias) y tres ministerios: Vivienda, Sanidad e Igualdad. Los morados también querían Trabajo y ahí tuvo lugar uno de los muchos choques.

Pero los socialistas señalan los ministerios que controlará Podemos, si es que el pacto de ayer logra el respaldo parlamentario durante el debate de investidura, no tienen por qué ser los mismos que entonces. En la dirección del partido recuerdan que también se ofrecieron otros departamentos, como Ciencia y Universidades, Agricultura y Cultura. Lo que sí está claro, continúan las mismas fuentes, es que los morados, además de la vicepresidencia de Iglesias, contarán con tres ministerios, en torno a la cuarta parte de todo el Ejecutivo. Aquí se siguen criterios de representación parlamentaria: el PSOE logró 120 escaños el pasado domingo y Unidas Podemos 35.

LOS GRUPOS PEQUEÑOS

Pero nada de esto se hará realidad si no se consiguen los apoyos necesarios en el Congreso, dentro de una operación que pasa por sumar al PNV, Más País y la mayoría de los minoritarios no independentistas, y al mismo lograr que ERC se abstenga. Este último objetivo es el que se presenta como más difícil.

De momento, el PSOE ha comenzado los contactos con estos grupos, que se ampliarán en las próximas horas, según indican fuentes socialistas. La negociación en la Cámara baja estará a cargo de Adriana Lastra, portavoz parlamentaria y vicesecretaria general. Lastra se ve este miércoles en el Congreso con su homólogo del PNV, Aitor Esteban. Fuentes del grupo nacionalista indican que se trata de un encuentro previsto previamente a la firma del acuerdo para un gobierno de coalición. Los peneuvistas han sido especialmente proactivos en el entendimiento entre PSOE y Unidas Podemos. De hecho, tras las generales de abril, su presidente, Andoni Ortuzar, se reunió con Sánchez y con Iglesias para tratar de encauzar un acuerdo que evitase las segundas elecciones. Fuentes socialistas indican que, también ahora, han tenido un papel importante en el acercamiento que ha posibilitado el acuerdo.

ERC asegura, por su parte, que no ha empezado a negociar con el PSOE. Los republicanos admiten que la interlocución entre Lastra y Gabriel Rufián es muy fluida, pero niegan que hayan comenzado a negociar la abstención de los 13 diputados de ERC en la investidura. Su posición determinará el éxito o fracaso de la votación.