José María Aznar ya ha puesto fecha para recibir a Pasqual Maragall en la Moncloa. El primer encuentro del presidente con el nuevo mandatario catalán tendrá lugar el 8 de enero, un día después de que reciba a la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Fuentes oficiales admitieron ayer que la ausencia de terrorismo en Cataluña ha "complicado" al Ejecutivo central su estrategia frente a Maragall, debido a la falta de argumentos "morales" para equipararlo al lendakari Juan José Ibarretxe.

En círculos de Aznar y del presidente catalán se afirmaba ayer que ambos líderes, cada cual por sus razones tácticas, prevén escenificar en el encuentro la necesidad de preservar las relaciones institucionales por encima de discrepancias ideológicas. Sin embargo, allí terminarán las coincidencias, ya que Maragall expondrá al inquilino de la Moncloa su programa de Gobierno, que incluye la reforma de la Constitución y del Estatuto de Cataluña, así como un nuevo sistema de financiación autonómica.

MATICES Pese a su conocido rechazo a cualquier modificación del marco institucional, Aznar esgrimirá ante el líder catalán un discurso más matizado que el que ha mantenido con Ibarretxe. El jefe del Ejecutivo defenderá ante Maragall el valor de la Constitución y le transmitirá su preocupación por la "deriva" del PSOE y del PSC por su alianza con los independentistas de ERC. Sin embargo, centrará la polémica más en la solidaridad autonómica que en los riesgos de ruptura territorial.

Es previsible que la reunión previa de Aznar con Esperanza Aguirre sirva de plataforma a la presidenta madrileña para argumentar, como hizo el pasado día 26 en su encuentro con el Rey, que los madrileños son mucho más solidarios que los catalanes respecto al resto de las autonomías. El PP está convirtiendo esta afirmación, basada en un estudio de la Fundación BBVA, en ariete contra los planteamientos financieros del Gobierno catalán.

LA ESTRATEGIA Para los estrategas de la Moncloa ha sido fácil desautorizar hasta ahora toda iniciativa soberanista del PNV --incluso aunque se plantee por vías constitucionales--, con el argumento de que el terrorismo de ETA impide cualquier debate en un escenario de normalización. Pero ése no es el caso de Cataluña. Según una fuente de la Moncloa, la "deslegitimación moral" del tripartito catalán "está más complicada" por la ausencia de terrorismo en esa comunidad.

La distinción entre los casos catalán y vasco responde a la visión estratégica promovida desde Cataluña por el líder del PPC, Josep Piqué, y asumida por el secretario general de los populares y próximo candidato a la Moncloa, Mariano Rajoy.

Por su parte, el consejero jefe de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira, se mostró ayer convencido de que el tripartito habrá dado antes del verano con una fórmula "imaginativa y práctica" para poder complementar las pensiones más bajas, sorteando la ley del PP que prohíbe a las comunidades conceder estas ayudas. El número dos del Gobierno catalán argumentó de nuevo que el objetivo de esta paga es evitar la "discriminación" que sufren los pensionistas catalanes por el mero hecho de vivir en Cataluña.

Carod-Rovira informó de que el tripartito ya está estudiando el coste y "la fórmula legal" que adquirirá la medida, que persigue situar las pensiones que cobran los catalanes hasta al menos el 80% del salario mínimo interprofesional. El consejero jefe explicó que el complemento tendrá un carácter "fijo y estable" y reiteró que su importe se revisará anualmente en función de la evolución del IPC de Cataluña.

Como ya hiciera la víspera, el líder republicano arremetió contra la norma, que fue aprobada por los populares con el único apoyo de Coalición Canaria.