Cuando Pedro Sánchez volvió ayer a la Moncloa tras 10 días de descanso en el Palacio de las Marismillas, en Doñana, se encontró con el mismo escenario político desesperanzado que dejó al marcharse. Pero llegó determinado a preparar las reuniones negociadoras con los partidos nacionalistas (PNV, ERC, JxCat y los regionalistas cántabros) que, a tenor de la agenda presidencial, difícilmente se llevarán a cabo antes de la próxima semana. Sánchez trata de ir sumando apoyos antes de volver a sentarse con Pablo Iglesias, cuya contraoferta para forjar una coalición solo parece haber servido para reabrir la guerra de acusaciones mutuas.

El Ejecutivo considera que la propuesta de Unidas Podemos es inviable y que constituye un «órdago impositivo, a blanco o negro», en palabras de la vicepresidenta, Carmen Calvo. Defiende el Gobierno que la desconfianza no afecta solo al proceso negociador de la investidura, sino que los recelos harían imposible la gobernabilidad del día a día. Y vuelve a poner como ejemplo las discrepancias sobre cómo debe afrontarse la cuestión catalana. Los morados sirvieron, de nuevo, el argumento en bandeja a los socialistas.

Aunque Iglesias se comprometió en julio a «toda lealtad» con Sánchez en este asunto, el PSOE cree que Iglesias no sería capaz de mantener la unidad de voto entre sus confluencias, algo que trató de rebatir ayer Pablo Echenique, el secretario de Acción de Gobierno podemista, al asegurar que la cohesión del grupo en el Congreso es «absoluta».

Además, los morados pidieron a la vicepresidenta que abandone el tacticismo y rebaje su tono «agresivo».

La Moncloa defiende que la alternativa es pactar con Podemos un programa, definir su desarrollo legislativo y comprometer un calendario de aplicación. Iglesias ya ha advertido de que él no va a entregar investiduras gratis y acusa a Sánchez de querer acaparar todo el poder.

CASADO PIDE EXPLICACIONES

Entre la sospecha y la acusación, los morados señalan que Sánchez parece haber enfilado ya el camino a las urnas. Creen que el presidente maneja análisis de asesores que le auguran un mayor número de escaños y piensa en elecciones. Una tesis a la que se sumó el presidente del PP, Pablo Casado, que pidió a Sánchez que aclare si pretende negociar de veras o solo está armando sus argumentos de campaña mientras deja correr el reloj.

Tras 10 días de descanso, el jefe del Ejecutivo visita hoy los incendios en Canarias, mañana presidirá el Consejo de Ministros y el domingo viajará a la cumbre del G-7.