El Gobierno se vuelca en proteger y aupar al candidato de Pedro Sánchez a la alcaldía de Madrid, Pepu Hernández, el exseleccionador nacional de baloncesto que fue también entrenador del presidente en el Estudiantes. Es una designación no exenta de riesgo, diseñada por el jefe del Gobierno y su entorno más cercano con máximo sigilo, para intentar remontar los pésimos resultados que todas las encuestas auguran a los socialistas en el ayuntamiento de la capital. Un desplome del PSOE arrastraría también a Manuela Carmena (Más Madrid) e implicaría que las fuerzas progresistas pierden una plaza conquistada al PP en el 2015 después de dos décadas de mandato conservador.

La candidatura de Hernández ha sido muy bien recibida en el entorno de Más Madrid, que esperaba un revulsivo de los socialistas para sumar fuerzas como ya hicieran en el mandato actual, y demuestra que Sánchez va a por todas. Sin embargo, también sitúa al PSOE en una posición un tanto incómoda.

UN ACTO ATÍPICO

En el socialismo madrileño cunde el hartazgo por el largo tiempo que se ha tomado el presidente en señalar a su candidato y, también, porque ha tomado partido por uno de los aspirantes en lugar de apostar por la neutralidad. El próximo domingo Sánchez presentará al seleccionador en un acto en Madrid, algo atípico porque todavía no se han celebrado las primarias (tendrán lugar el 9 de marzo) y porque habrá como mínimo otro competidor: Manuel de la Rocha, exalcalde de Fuenlabrada e histórico dirigente de Izquierda Socialista.

«No queda muy neutral», argumentan en el equipo de De la Rocha, donde recuerdan cómo los colaboradores del actual secretario general se quejaban de la presunta parcialidad de la gestora que tomó las riendas del PSOE durante las primarias que enfrentaron a Sánchez con Susana Díaz. Desde la dirección del PSOE defienden el mitin del próximo domingo. «Es solo un acto de presentación a la militancia», explican. Sin embargo, no hay ninguna otra cita del mismo tipo programada con De la Rocha. «Creo que no es un buen mensaje que los candidatos más importantes sean independientes, como si el valor de la militancia no existiera y hubiera que acudir fuera», afeó el afectado.

Ante las críticas, tres ministras salieron ayer a respladar a Hernández. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, atribuyó la falta de perfiles más políticos a la «debilidad» de los partidos porque tienen «pocos militantes» y defendió las cualidades de Hernández. «Compite y gana, sabe competir y sabe ganar», alabó.

«ABRIR» EL PSOE

La titular de Hacienda, María Jesús Montero, también abogó por «abrir» el PSOE a figuras independientes. «Este partido tiene que ser capaz de encontrar referentes más allá de nuestra organización y de abrirnos a la sociedad», defendió. Y apostó por un candidato que representa un «proyecto alternativo». La ministra de Economía, Nadia Calviño, puso en valor que el exseleccionador de baloncesto «está acostumbrado a competir y a ganar», por lo cual le considera un candidato «óptimo». Si ganase a De la Rocha competiría contra Carmena, Begoña Villacís (Ciudadanos) y José Luis Martínez-Almeida (PP).

Las primarias se anticipan reñidas. «Puede ganar De la Rocha», considera un veterano dirigente socialista. Y en ese caso, continúa, la autoridad de Sánchez quedaría «tocada». Los socialistas madrileños ya dieron en el 2010 una muestra de rebeldía ante los designios de la dirección. José Luis Rodríguez Zapatero, entonces líder del PSOE, impulsó a Trinidad Jiménez como candidata a la comunidad frente a Tomás Gómez, que no quiso hacerse a un lado y acabó ganando las primarias frente a la exministra socialista.

Sánchez estuvo muy implicado en la campaña de Jiménez. Cinco años después, ya como secretario general, destituyó a Gómez y nombró a una gestora. Ahora apuesta por su exentrenador para recuperar el pulso del PSOE en una plaza en la que no gobierna desde 1989.