La titular de Hacienda, María Jesús Montero, recibió ayer en la sede del Ministerio a una delegación de Unidos Podemos algo enfadada por la falta de avances en su negociación presupuestaria con el Gobierno. La delegación, encabezada por el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, llegó al ministerio con su documento «Dejar atrás la austeridad» presentado el 15 de agosto y con el enfado de haber visto que las propuestas allí incluidas habían sido recibidas por Hacienda con un «no» o con un «ya veremos», según se volvió a quejar ayer mismo el secretario general del grupo parlamentario de Unidos Podemos, Txema Guijarro.

Así, después de haber mantenido infructuosas conversaciones informales durante el mes de agosto y tras cierto cruce de documentos, ayer se produjo la primera reunión formal entre Hacienda y Unidos Podemos para pactar el contenido de los Presupuestos del Estado para el 2019. Negociar las cuentas del año próximo es la condición que el partido de Pablo Iglesias ha puesto al Gobierno a cambio de prestar su imprescindible voto en el Congreso de los Diputados a la senda de objetivos de déficit y deuda y al techo de gasto que plantea el Ejecutivo.

Podemos ha demostrado que en esta cuestión no va de farol. El 27 de julio pasado dejó tirado al Gobierno en la votación del Congreso con una abstención que impidió al Gobierno sacar adelante su propuesta para subir el techo de gasto el 4,4% para el año próximo. El Gobierno tiene ahora una segunda oportunidad y ha entendido que si quiere aprobar los nuevos objetivos de déficit y el giro social que quiere imprimir a las cuentas públicas del año próximo debe aceptar algunas de las demandas de Podemos.

CAMPO DE ACUERDO / Pero Hacienda no quiere que ello implique violentar las reglas de juego de la Unión Europea y por eso esta misma semana hizo llegar a Unidos Podemos que no aceptará ni derogar la Ley de Estabilidad Presupuestaria del PP ¿tal como exige la formación morada- ni renegociar de nuevo el objetivo de déficit para el 2019 que Bruselas ya accedió a ampliar en julio, hasta el 1,8% del PIB.

Aclaradas estas dos líneas rojas, los puntos de acuerdo con Unidos Podemos podrían estar en la negociación de las medidas fiscales ya avanzadas por el Gobierno como los impuestos específicos a la banca y a las tecnológicas, la fiscalidad medioambiental, el establecimiento de un tipo mínimo en el Impuesto de Sociedades o la flexibilización de la regla de gasto para los ayuntamientos.

TRIBUTACIÓN / No está tan claro si el Gobierno se plegará ante la demanda de Podemos de modificar la tarifa del IRPF para aumentar la tributación de las rentas más altas. La formación morada también exige derogar los reales decretos del 2012 que recortaron la sanidad, la educación y la dependencia.

Lo más urgente, en todo caso, será intentar buscar un acuerdo para una reforma parcial y «exprés» de la Ley de Estabilidad Presupuestaria para evitar que el veto del Senado pueda impedir la aprobación de la senda de objetivos de déficit y deuda y del consiguiente techo de gasto presupuestario.

De otro modo, sería inútil que el Gobierno lograra negociar la aprobación del techo de gasto en el Congreso con los socios del PSOE en la moción de censura (Podemos, PNV, ERC, PDCat y Compromís) si luego la mayoría absoluta del PP acaba tumbando el acuerdo en el Senado.

En julio, la vicepresidenta, Calmen Calvo, transmitió a algunos de sus socios la propuesta del Gobierno de reformar por la vía de urgencia y lectura única el artículo 15 de la Ley de Estabilidad Presupuestaria con el fin de evitar el veto del Senado, según confirmaron fuentes de máxima solvencia. Podemos ve con buenos ojos esta iniciativa, según subrayó ayer mismo su portavoz presupuestaria Ione Belarra. No obstante aún queda mucho por negociar y todo está en el aire.