La onda expansiva de la tensión vivida en Cataluña en el referéndum del 1-0 llegó de manera casi inmediata a Valencia y también lo hacen ahora los procesos judiciales abiertos esos días. Amparo, una 'iaiaflauta' valenciana de 62 años, ha declarado este martes como investigada por posibles delitos de lesiones, daños, amenazas y de incitación al odio tras los incidentes ocurridos ese mismo día en una manifestación por las calles de la capital valenciana en apoyo a la votación y en contra de la violencia policial para impedirla.

Una pareja, que había asistido por la mañana a la concentración promovida por varios grupos de la ultraderecha en contra del referéndum, se cruzó horas más tarde con la marcha a favor del derecho a decidir y sacó dos banderas de España que mostró repetidamente a los asistentes. Hasta ahí el relato de todas las partes coincide.

Después, y como se puede apreciar en un video, cerca de dos centenares de personas les acosan haciéndoles salir de la plaza del Ayuntamiento entre insultos y cánticos de 'nazis no' y 'fora feixistes dels nostres barris'. Un agente de la policía local les acompañó en ese tenso trayecto y finalmente varios de los asistentes convencieron a los otros para dejar de seguirlos. El matrimonio asegura que fue Amparo la que incitó al resto y denunció insultos, escupitajos e incluso que a la señora le desgarraron el vestido.

Pero el relato de Amparo es diferente. "Vi el tumulto y me acerqué. Nos dijeron ‘rojos de mierda’ y yo les llamé 'fachas' y nada más. Ni agredí a nadie ni les odio porque ni les conozco, así que dificilmente les puedo odiar”, explica a El Periódico antes de declarar, aunque sólo ha contestado a las preguntas de su abogado. En su solapa, dos chapas, una dice ‘empatía’ y la otra ‘vivir sin miedo’. En la puerta de la Ciudad de la Justicia se queda un grupo de unos quince 'iaioflautas' que han venido a prestarle un discreto apoyo.

"Yo estaba ejerciendo mi derecho constitucional de manifestación y vinieron a reventarlo. A mí no se me ocurriría en la vida ir a una manifestación que convocaran ellos", argumenta.

La veterana activista remarca que en Valencia ya es habitual que grupos de ultraderecha traten de boicotear actos contrarios, como pasó en la manifestación del 9 d'octubre o este pasado domingo en la cabalgata de las Magas de Enero. "Se está normalizando y se creen impunes para reventar las manifestaciones y para agredirnos", subraya. "No es normal que con todo lo que está pasando en València ahora sea yo la más peligrosa", lamenta.

Diez días más tarde de los hechos, precísamente tras una concentración pidiendo la dimisión del Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana por los fallos en el dispositivo de seguridad que permitieron las agresiones a asistentes a la manifestación del 9 d’octubre, Amparo fue detenida. “Vinieron dos policías de paisano. Yo no entendía nada, estaba acojonada, me trataron como a una delincuente. Me llevaron a comisaría, donde no quise declarar, y se quedaron con una pulsera de bolitas. Dijeron que era una prueba, el arma de las lesiones, pero era una pulsera de esas de un euro que compré a un mantero en Barcelona. Sin aristas ni nada", aclara.

Pero además de considerar "absolutamente desproporcionado" el proceso que se le ha abierto, Amparo cree que responde a una "campaña para meter miedo, para intimidar a la gente, para que nos quedemos en casa y no hablamos, es una represión total". Ahora se expone a penas que pueden implicar una importante multa y hasta cuatro años de cárcel. Los denunciantes ya han declarado y se ha producido una exporación forense para evaluar los daños, según fuentes del TSJCV.