El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, terció ayer en la polémica originada por la petición de indulto a Rafael Vera y José María Rodríguez Colorado. Ibarra no se refrenó e instó de manera contundente al ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, y al Gobierno a que "se metan el indulto donde les quepa" o "donde termina la espalda".

Por su parte, el Gobierno apoyó ayer al titular de Justicia, que afirmó anteanoche en el programa 59 segundos de TVE-1, que el delito por el que se ha condenado a Vera "no tiene la simpatía del Gobierno", en referencia a "la malversación y el enriquecimiento ilícito en el ejercicio de cargo público". El Ejecutivo no tiene, dijo, "ninguna intención ni pronóstico favorable" de otorgar la gracia, solicitada por Felipe González, José Barrionuevo y José Luis Corcuera.

INVALIDADO PARA OPINAR Según manifestó el presidente de Extremadura, en Gran Bretaña las declaraciones realizadas por López Aguilar hubieran significado que no pudiera deliberar en el Consejo de Ministros, "porque ha dado una opinión previa" al conocimiento de los hechos, y en una democracia asentada "estaría invalidado".

El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, expresó una "opinión más bien reacia" al indulto a Vera y recalcó que el Gobierno ha establecido una serie de "criterios en los que basarse para concederlo o no" y evitar de esta manera que sea una "decisión arbitraria".

Por su parte, el secretario de organización del PSOE, José Blanco, también se pronunció con respecto a este mismo asunto. Aunque sin llegar a aclarar si él personalmente apoya la medida de gracia para el exsecretario de Estado de Seguridad, sí afirmó que en la concesión de indultos "no puede haber privilegios ni tratos de favor".