Los símbolos constitucionales en la Academia de Infantería de Toledo fueron tan invisibles como notorios fueron los franquistas. A un lado del pórtico del histórico edificio, ante el que el presidente Zapatero presidió un desfile, flanqueado por el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, por el ministro José Bono y los jefes del Estado Mayor de la Defensa y del Ejército de Tierra, generales Félix Sanz Roldán y José Antonio García González, respectivamente, lucía la estatua en hierro fundido del cadete Francisco Franco. Ya en el refectorio, donde Zapatero pronunció un breve discurso y Bono invitó a los militares y a sus familias a brindar por el Rey y por España, dominó el escudo preconstitucional con el águila imperial y el lema: "Una, grande y libre". El escudo forma parte de la cúpula de vidrio emplomado del mencionado salón.

Tras el brindis, los periodistas fueron conducidos a una esquina y sus movimientos fueron controlados por seis policías militares. Desde allí fueron conducidos al Alcázar, al otro lado del Tajo, donde el presidente visitó la maqueta de las obras del museo militar y almorzó con unos 200 militares y religiosos. El servicio corrió a cargo de un acreditado hotel toledano. El salón elegido estaba en obras, pero fue engalanado con tapices del Museo de Santa Cruz, adscrito a la pinacoteca de El Prado.