Un Pablo Iglesias enojado tras el fracaso de las negociaciones en torno a la investidura de Pedro Sánchez acusó al líder del PSOE de carecer de un plan para España: «Cuando alguien dice: ‘yo quiero ser presidente del Gobierno con la abstención del PP y Cs y, si eso no puede ser, con Unidas Podemos’, demuestra que no tiene proyecto para este país». Estas palabras las pronunció el pasado viernes en la tertulia política que dirige, Fort Apache, un programa que se emitió este lunes por la noche. Sin embargo, no quiso cerrar la puerta a poder reanudar otras conversaciones y abrir «un periodo más racional en el que los tiempos políticos se utilicen para negociar». En el momento en el que pronunció esas palabras, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, todavía no había dado por muerta la vía de la coalición desde la mesa de Consejo de Ministros.

Lo que evidencia la intervención televisiva del líder morado es que ya empezó a preparar el discurso que los portavoces de su partido van a repetir sin pausa las próximas semanas para cerrarse a dar apoyo a un gobierno monocolor del PSOE. «[La palabra] izquierda en el PSOE no significa nada», explicó, antes de diagnosticar a los de Sánchez un problema de «identidad» al no verse reflejado en políticas progresistas. Así, en mitad del programa, acusó al PSOE de no querer subir los salarios, de no tratar de garantizar las pensiones y de no defender el sector industrial.

Pero el entorno de Sánchez ha tomado la decisión de no volver atrás en las negociaciones y solo se plantea estudiar un acuerdo programático con Podemos. «La fórmula de apoyar al gobierno con objetivos concretos es una buena fórmula, con mucha historia en Europa», reivindicó Calvo ayer en RNE. Repitió que el camino de la coalición esta «cegado» y que para lograr «estabilidad» tendrán que explorar acuerdos con «partidos que están muy lejos» de la formación morada. De este modo, la vicepresidenta volvía a poner el punto de mira en PP y Cs a los que Sánchez lleva pidiendo que se abstengan meses.

Pero Pablo Casado oficializó ante su Junta Directiva su ‘no’ a Sánchez alegando que sería «traición» a sus votantes darle la investidura y ver después cómo pacta con independentistas y con Bildu, «como en Navarra».