"En política no hay que fiarse de nadie", repitió Pablo Iglesias este domingo en tres ocasiones durante su entrevista en Salvados. Ni siquiera, de sus propios socios, dijo. Acto seguido, el vicepresidente segundo reconoció que gobernar con Pedro Sánchez "no es fácil", aunque "es lo más sensato y razonable" en el contexto actual, puntualizó. Con esta sinceridad cerró el líder de Unidas Podemos una semana en la que socialistas y morados han chocado por la reforma del sistema eléctrico para reducir el precio de la luz y por la monarquía. Unos roces que Iglesias trató de rebajar a "debates" internos que resultan beneficiosos para el Gobierno de coalición.

Pocos días después del primer aniversario de la coalición, el vicepresidente advirtió este domingo que no se olvida de "cuáles son las preferencias" del PSOE, ni de las "diferencias muy amplias" que les separan. Unos obstáculos que, insistió en numerosas ocasiones, se van salvando en el día a día gracias al acuerdo que firmó con el jefe del Ejecutivo a finales de 2019. Esgrimiendo este documento, el líder morado defendió la necesidad de reformar el mercado energético y acabar con la sobrerretribución de algunas eléctricas para abaratar la factura de la luz. Mismo argumento utilizó para afear al PSOE que no haya querido subir el SMI.

El acuerdo de legislatura

Incluso, Iglesias señaló que su lealtad no es tanto a Sánchez si no a ese pacto de legislatura. Así, justificó la enmienda que presentaron a los Presupuestos junto a ERC y EH Bildu y que provocó el enfado de sus socios. "Nosotros siempre vamos a ser leales al acuerdo de Gobierno", reiteró antes de avisar que, siguiendo esta doctrina, están dispuestos a votar en contra de una posible propuesta del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, para ampliar de 25 a 35 años el periodo de cotización que se tiene en cuenta para el cálculo de las pensiones. Aun así, señaló que no cree que este planteamiento llegue al Congreso porque lograrán convencer al PSOE.

También puso sobre la mesa su sorpresa por la decisión del PSOE de tumbar la comisión de investigación para indagar en el uso de tarjetas opacas por parte de Juan Carlos I entre 2016 y 2018, pese a que contaba con el visto bueno de los letrados del Congreso. "En este caso, yo no concebía que pudieran decir que no", admitió antes de lamentar la "decisión política" de los socialistas. Además, a este respecto, Iglesias subrayó que "un partido monárquico" como el PSOE debería estar más interesado en "limpiar la imagen" de la Casa del Rey.

No obstante, pese a las "muchas diferencias" que se encuentran. Iglesias reconoció que la correlación de fuerzas -35 diputados morados ante los 120 socialistas- les complica mucho imponer sus posiciones en el Consejo de Ministros. "Como socio minoritario tenemos que aceptar que se impone la voluntad del socio mayoritario", resumió.

El otro poder

Más allá de los tiras y aflojas con sus socios de coalición, el vicepresidente desveló que una de las cosas que ha descubierto durante este primer año en el Ejecutivo es que "estar en el Gobierno no es estar en el poder" y que reciben "mucha presión de los poderes económicos". Tanto es así que, según contó, se ha encontrado discutiendo con algún ministro que había "hecho propias" las premisas de grandes empresas, bancos, grupos de presión... "Ningún rico y ningún poderoso está dispuesto a aceptar fácilmente una decisión por muy democrática que sea si afecta a su riqueza y poder", sentenció.