Un calendario de aprobación de leyes-convocatoria diseñado al milímetro, la multitudinaria Diada, las (de momento) poco exitosas medidas represivas del Estado (aun ineficaces en lo que respeta a las urnas) y sendos mensajes de los EEUU y la UE que, como mínimo, no descalifican al independentismo han colocado a los soberanistas en una especie de extásis a 15 días del 1-O.

Todo ello ha sido bien palpable este jueves en Tarragona, donde más de 9.000 personas (y un par más de miles que se quedaron fuera) llenaron la antigua plaza de toros, hoy reconvertida en un Tarraco Arena de techo retráctil.

El inicio de la campaña unitaria del Sí a la independencia ha reunido a todos los primeros espadas de partidos y entidades en un ambiente de alegría y desafiante befa al Estado, al entender que todas las medias que se toman en la capital del Estado no son más que una infructuosa cacería de sombras.

Los dos líderes de la secesión, el ‘president’ y el vicepresidente, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, se repartieron los papeles, muy ajustados a sus respectivos caracteres. Puigdemont se ha presentado con un “buenas noches, querellados” y ha vuelto, a lo largo d su intervención, en varias ocasiones a su mordaz sentido del humor. Por ejemplo para vaticinar que iba a sobrar mucho “material”, en referencia a las papeletas que, se supone, se deben de haber impreso por millones.

Su discurso se ha centrado en la diatriba constante al Estado. Ha afirmado que “en Catalunya no cerramos webs que animan al voto, ni coaccionamos el derecho a la información de los medios de comunicación”. En esta parte del mundo, ha dicho “tampoco se corta la luz ni a los colegios electorales, ni a las familias sin recursos”. Todo ello antes de afirmar, desafiante: “¿Todavía hay alguien que dude de que vamos a votar el 1-O?”

Junqueras, por su parte, con un discurso encendido, se ha jactado de que el Govern ha cumplido con sus promesas. Y ha recordado que “la fuerza [del independentismo] se halla en el número. En cómo se rebosan plazas y calles” y que, bajo ese prisma, “es innegable que” que los secesionistas llegan “muy fuertes a este momento, mucho más de lo que muchos querrían”.

“Ante cada amenaza, se responde con más firmeza” ha aseverado Junqueras que ha adelantado que los ayuntamientos que adheridos al referéndum ya suman más de 750.

Tan fuerte se siente el independentismo que, incluso, el vicepresidente del Govern se ha atrevido a pedir al respetable que haga lo posible “por movilizar el ‘no’”.

Solo al final, Junqueras ha hecho, quizá un pequeño acto de contricción en nombre de todos los asistentes y ha aseverado: “Tened confianza, ni soberbia, ni auto-complacencia”.

Pero le hicieron poco caso. En el final de acto, la audiencia entonó, por tercera vez, el “Passi-ho bé i moltes gràcies’” de La Trinca.