El futuro de la legislatura catalana pasa hoy por el Tribunal Supremo. A partir de las 10.30 horas, Oriol Junqueras intentará que tres magistrados estimen contra pronóstico su recurso y le permitan abandonar la cárcel de Estremera, donde cumple prisión preventiva desde el 2 de noviembre. Pase lo que pase, la decisión tendrá un peso determinante en las negociaciones que los partidos independentistas mantienen sobre la composición del Parlamento catalán y sobre la investidura de un nuevo presidente.

Pese a que los secesionistas salvaron su mayoría absoluta en las elecciones del 21 de diciembre, todavía quedan muchas incógnitas sin resolver antes de que el 17 de enero se constituya la Cámara catalana. La principal es quién dirigirá el próximo Gobierno, y el líder de ERC está llamado a un papel protagonista en el esclarecimiento de la cuestión.

Esquerra afrontó la campaña desde una perspectiva mucho más realista que Junts per Catalunya. El propio Junqueras lanzó un mes antes de las elecciones la candidatura de su número dos, Marta Rovira, a la presidencia de la Generalitat si él no podía asumir el cargo por su condición de preso.

Pero muchas cosas han cambiado desde entonces. Rovira dejó durante la campaña algunas dudas incluso entre sus partidarios. Y, sobre todo, Junts per Catalunya obtuvo un resultado inesperadamente bueno -34 diputados, dos más que ERC-, con la única promesa electoral de que Carles Puigdemont volvería a Catalunya para ser investido ‘president’ si vencía el 21-D. Lo hizo sin explicar cómo lo haría -y sigue sin hacerlo-, pero eso no pareció importar a sus votantes.

Así que Esquerra necesita ahora más que nunca a su líder. Su abogado, Andreu Van den Eynde, alegará hoy que dejar a Junqueras en la cárcel perjudicaría los «derechos colectivos» de los catalanes, porque los ciudadanos lo eligieron como diputado en las elecciones del 21 de diciembre .

En el partido añaden que una excarcelación de Junqueras tendría también una «gran influencia» en las negociaciones sobre la composición de la Mesa del Parlament y de la investidura, que ayer continuaban en Bruselas sin grandes avances. La participación de Junqueras en esas conversaciones constituiría una inyección de moral para ERC, que sigue intentando sacudirse la perplejidad por una derrota electoral contra JxCat que no esperaban. De momento, lo único que han decidido los independentistas es que su bloque debe conservar la mayoría en la Mesa del Parlament, contra la voluntad de Ciutadans de hacer valer su victoria insuficiente el 21-D.

Pero, sobre todo, la salida del líder de los republicanos serviría para presionar más a Puigdemont para que tome una decisión. El expresidente sigue sin aclarar si piensa cumplir su promesa de volver a Cataluña -que provocaría su detención- o se inclina por quedarse en Bruselas. En este segundo caso, ERC ya ha dicho que el nombre de Oriol Junqueras debería estar sobre la mesa para dirigir el Govern.

LA LÓGICA DE PUIGDEMONT

Los republicanos echan mano de la misma lógica que con tanto éxito ha explotado el entorno de Puigdemont durante la campaña: si las elecciones debían servir para restituir al «Govern legítimo», no tiene sentido que nadie ajeno al anterior Ejecutivo se convierta en presidente. Y si Puigdemont no puede serlo, el mejor situado debería ser Junqueras, que fue su vicepresidente.

Pero las expectativas sobre lo que pueda suceder hoy enfrían esta hipótesis. Fuentes del Supremo ven «altamente improbable» que se revoque la prisión preventiva de Junqueras. Y la Fiscalía se opondrá a la excarcelación porque considera que aún existe riesgo de reiteración delictiva, aunque no de fuga.

El pesimismo cunde también en el partido. Fuentes de ERC sostenían ayer que la decisión del Supremo será «política». Si se cumplen las previsiones y Junqueras sigue en prisión, los republicanos seguirán presionando a Junts per Catalunya para que expliquen «qué quieren hacer».

El abogado de Junqueras ha asegurado también que, si sigue en prisión, el líder de ERC pedirá que se le traslade a una cárcel catalana para poder acudir a los plenos.