Cuando Podemos llegó al Congreso, Íñigo Errejón Galván (Madrid, 1983) era una de las mentes pensantes y la cara amable a la que se veía con la capacidad de diálogo y la mano izquierda necesarias dada la fragmentación del Parlamento. Con fama de 'cerebrito' y acostumbrado a las bromas por su apariencia aniñada, a Errejón le elogian su pragmatismo y dotes de estratega.

Sus rivales le reconocen siempre su talante conciliador y buenas maneras. A él se atribuye el diseño de ese camino que emprendió Podemos tras las elecciones europeas del 2014 alejándose de sus mensajes más radicales y cambiando el tradicional eje izquierda-derecha por el de arriba-abajo. Espíritu que nunca perdió desde que puso a funcionar los engranajes de Podemos, donde ejerció de número dos hasta que en el 2017 decidió confrontar sus ideas con las de Pablo Iglesias y perdió. La amistad y la confianza entre ambos empezó a quebrarse en el 2016, cuando el líder decidió vetar la investidura de Pedro Sánchez.

Después de aquel congreso, Errejón fue sustituido por Irene Montero como portavoz parlamentaria y se vio relegado a una segunda fila política y mediática. Ya entonces Iglesias le lanzó ásperos reproches: que no iba de frente, que no era valiente y que buscaba fantasmas para no confrontar directamente sus diferencias, porque no se atrevió a disputarle la secretaría general.

DESCONFIANZA PRESENTE

Iglesias volvió a sentirse decepcionado cuando se difundió el pasado año un documento de Carolina Bescansa que proponía a Errejón una operación para desbancar al líder. Él se desligó totalmente de aquel borrador, pero la desconfianza siguió presente. Y estos días ha vuelto a escuchar cómo Iglesias le ha acusado de montar otro partido de forma unilateral y personal con Manuela Carmena y de espaldas a la dirección y a las bases.

Tampoco se ha librado de algunas de las polémicas que han salpicado a Podemos, como el expediente informativo que le abrió la Universidad de Málaga -hoy ya archivado- en diciembre del 2015 para aclarar si había vulnerado sus incompatibilidades.

Apasionado de la lectura y de la reflexión pausada, Errejón es, según la presidenta del Congreso, Ana Pastor, uno de los diputados a quien más se veía con el móvil en el escaño. En el 2016 ganó el premio al diputado 2.0 de la Asociación de Periodistas Parlamentarios por su frenética actividad en las redes sociales. Domina varios idiomas, incluido el catalán, que aprendió cuando escribió su tesis doctoral en Girona.

EL LENGUAJE

Su paso por la política nacional ha reflejado su afición a las metáforas y comparaciones fáciles, como aquel "toque de corneta" con el que, en su opinión, no debía decretarse la unidad en Podemos, o la "pelea de gallos" que no quería en el congreso de su partido de Vistalegre II. Errejón rescató para la política española conceptos como la patria, la transversalidad o la radicalización de la democracia. Incluso la expresión "construir pueblo", que dio título al libro que escribió con la politóloga belga Chantal Mouffe, viuda de uno de sus referentes intelectuales, el teórico posmarxista argentino Ernesto Laclau.