El comisario principal de Información que declaró este martes ante el tribunal del 'procés' explicó que el 1-O "no hubo dos colegios iguales" y este miércoles el inspector de la Comisaría General de Información que coordinó a los policías uniformados lo describió a través de dos de sus intervenciones. La primera en Sabadell, donde según sus palabras, la gente estaba tranquila hasta que los primeros que eran apartados por los agentes empezaron a "simular agresiones". En Barcelona, la oposición estaba ya organizada con "barricadas" y, "como comprobó", con la colaboración de los Mossos.

El testigo, muy expresivo, detalló las tres intervenciones que coordinó, pero incluyendo las valoraciones que consideraba necesarias, como que le parecía "kafkiano" que su equipo no viera "intervenciones de orden público, porque la Brimo estaba en el partido" del Barcelona-Las Palmas, que se celebraba a puerta cerrada, "cuando se estaba produciendo un ataque al orden jurídico constitucional".

Al presidente del tribunal, Manuel Marchena, no se le escapa nada. Ni siquiera la indisposición momentánea del funcionario que asiste a la Sala, que llevó a suspender la sesión unos minutos hasta ser examinado. Por ello frenó en seco al testigo reclamando a las partes preguntas concretas, porque el "testigo se desliza más que por la descripción de hechos por valoraciones que son prescindibles".

Mientras tanto, el inspector había explicado cómo en Sabadell comprobaron que la situación no era la de "un proceso electoral normal, donde la gente se dispone en colas ordenadas", mientras que allí había "una masa ingente de 200-300 personas", que cantaba "votaremos", pero se encontraba "muy pacífica" hasta que "la gente que fueron sacando" los agentes, para poder acceder al centro empezó a "similar agresiones". Entonces, la gente ya empezó a insultarles y a gritar "fuera las fuerzas de ocupación". Según el testigo, "los agentes hicieron un "trabajo realmente escrupuloso con las manos", sin usar las defensas.

Al llegar a Barcelona, en el Joan Boscà, se ieron cuenta de que "la situación iba a ser muy diferente". Se tuvieron que poner máscaras y chalecos. Y ya un agente recibió un paraguazo, a otro se le golpeó con un casco y a un tercero se le tiró por las escaleras. "Detrás de una barricada, que la gente gritara 'somos gente de paz'... Pero eso es lo que gritaban", dijo irónico antes de recordar los insultos que tenía.

MOSSOS 'MORDIDOS'

Después se centró en el colegio Pau Romeva, que fue donde dijo haber "acreditado las sospechas que ya tenía sobre los Mossos", unas sospechas probablemente compartidas por sus superiores porque, según dijo, no tenía que comunicar con ese cuerpo su actuación y a partir de las 8 de la mañana ni siquiera informar al centro de control de su actuación.

Tanto él como los inspectores y agentes que le siguieron en el estrado relataron cómo en el centro los mossos tenían cortado el acceso a la calle con vehículos cruzados, por lo que los policías debieron acceder por sentido contrario. Entonces vieron o como se dice en el argot policial, "mordieron", a dos mossos de paisano con su pinganillo, botas de servicio, que iban comunicando que alguien, aunque ignoran con quién. "Al salir las unidades de intervención esos señores se montan en un coche del departamento de Presidencia de la Generalitat. Ese es el titular", se permitió la licencia el inspector. El problema es que no quedó claro que realmente fueron mossos ni con quién comunicaban.