En su primer barómetro tras las elecciones en Andalucía, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) mantuvo ayer al PSOE en el primer puesto, con una intención de voto del 28,9%, aunque pierde más de dos puntos respecto al sondeo anterior (31,2%). En segunda posición se encuentra el PP (19,1%), por delante de Ciudadanos, con un 17,9%. Podemos y sus confluencias de En Marea, En Comú Podem y Compromís son los que corren peor suerte: suman un 14,9%, frente al 18% de hace un mes. Los ultras de Vox, que lograron 12 diputados en los recientes comicios autonómicos, suben un punto, del 2,5% al 3,7%, un porcentaje que los coloca con opciones de entrar en el Congreso, pero muy por debajo de los cálculos de otros sondeos.

Según el organismo público, que volvió a cambiar la manera en la que ofrece sus datos, los partidos de izquierda supondrían la mayoría, con el 43,8% frente al 40,7% de las derechas, aunque PSOE y Podemos se dejan cinco puntos entre los dos, mientras la suma del PP, Cs y Vox sube uno respecto al anterior estudio.

El CIS también incluyó una pregunta sobre las elecciones europeas, que se celebrarán el próximo 26 de mayo junto a las municipales y algunas autonómicas. El PSOE sería el partido más votado con el 19,7% de los votos y superaría al PP, con el 14,3%. Cs lograría el 10,6%, Podemos y sus confluencias, el 9,6%. Vox conseguiría el 2,1%.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sigue siendo el político más valorado aunque se mantiene en la nota y suspende: un 3,9. Albert Rivera (Cs) saca un 3,7 y Pablo Casado (PP), un 3,4. Alberto Garzón (IU) es el que peor evolución tiene y cae de 3,6 a 3,3. Pablo Iglesias, en quinta posición, también pierde una décima, hasta el 2,9.

«SATISFACCIÓN» SOCIALISTA

El PSOE mostró rápidamente su «satisfacción» por los resultados del sondeo. «Somos el primer partido de España, a gran distancia del segundo y el tercero. Vamos a elevarnos sobre el ruido de la derecha y a mejorar la vida de la gente», señaló el secretario general del grupo parlamentario, Rafael Simancas.

Desde que José Félix Tezanos llegó a la presidencia del CIS, tras la moción de censura, las encuestas del organismo público han estado rodeadas de polémica. Primero, por sus vínculos con el PSOE. Tezanos fue hasta julio secretario de estudios y programas de los socialistas, un puesto que se resistió a abandonar. Y después, por el método empleado. Los nuevos barómetros con preguntas preelectorales, que ahora tienen una periodicidad mensual en lugar de trimestral, eliminan la tradicional cocina y suelen trasladar los resultados mediante una sencilla regla de tres con los datos de intención directa de voto (la respuesta espontánea de los consultados) más simpatía (las siglas que consideran más cercanas aquellos que no contestan a quién apoyarían), sin modificar apenas lo que responden los encuestado (en este sondeo 2.984).

En esta última ocasión, sin embargo, el organismo público volvió a cambiar y se limitó a plasmar la intención directa. En cualquiera de los dos casos, el PSOE, según experiencias anteriores, aparecería sobrerepresentado respecto a unas elecciones generales, ya que la derecha suele tener más voto oculto.

Pero Simancas rechazó esta versión. «Estas encuestas son las más legítimas y las más creíbles que se hacen», dijo. El presidente del PP, Pablo Casado, hurgó en el desprestigio del organismo público. «La gente se lo toma a risa. El CIS es como ver a José Mota después de las campanadas», señaló. Podemos sostuvo que las encuestas, en una situación política «tan cambiante», tienen una «importancia relativa».