José Bono representa la experiencia y dicen de él, con ironía, que es abogado, político y gato viejo, alguien que se las sabe todas. Por eso, y porque prefiere tenerle al lado y no en contra, lo ha elegido Zapatero.

El nuevo ministro de Defensa nació en Salobrera (Albacete) el 14 de diciembre de 1950. Inició su carrera política en el Partido Socialista del Interior, que fundó Enrique Tierno Galván, y fue un hombre decisivo, junto con Alfonso Guerra, para lograr la fusión de ese partido con el PSOE, en 1978. En 1983 se presentó como candidato a la presidencia de Castilla-La Mancha. Nadie confiaba en que ganara, pero lo hizo. Desde entonces no ha dejado de ser el presidente castellano-manchego, ya que ha sido el más votado en seis comicios autonómicos consecutivos, el último, en mayo del 2003. Y eso que una ley de limitación de mandatos propuesta por él mismo le impedía repetir. Avalado por esos éxitos, Bono se presentó como candidato a la secretaría general del PSOE, enfren- tándose a Zapatero en el 35º Congreso federal del 2000, pero perdió y se retiró de nuevo a su tierra.

José Bono siempre se ha caracterizado por ser un político polémico. Unas veces por defender la comunidad que preside, incluso en contra del Ministerio de Defensa del socialista Narcís Serra, y otras por mimar a militares y prelados.

En los últimos meses ha levantado controversia por sus declaraciones contra los nacionalistas y sus ataques a Pasqual Maragall, a quien no perdona su oposición a que él se convirtiera en el secretario general del PSOE.