El rey Juan Carlos acudirá el jueves, día 6, al Congreso, donde se celebrará el acto solemne por el 40º aniversario de la Constitución. El detalle se conoció ayer a mediodía, cuando la Zarzuela hizo pública la agenda de la semana. La jefatura del Estado, sin embargo, no quiso informar de dónde se colocará el anterior Monarca en la escenografía parlamentaria. Felipe y Letizia presidirán una ceremonia a la que también asistirán la reina Sofía, senadores, expresidentes y ponentes de la Ley Fundamental. El Rey pronunciará un discurso, al igual que la presidenta del Congreso, Ana Pastor. No lo hará Juan Carlos, al menos en el hemiciclo, añadieron fuentes de la Zarzuela.

Entre los diferentes lugares que puede ocupar en la Cámara baja se incluye la tribuna de invitados; el centro del hemiciclo, donde habitualmente se colocan las taquígrafas, y la presidencia, junto a los Reyes. Fuentes parlamentarias aclararon que la decisión la tomará la Zarzuela aunque el Congreso dará más información a partir del lunes. Una puntualización para adelantarse a posibles problemas, como el que vivieron las dos instituciones el pasado año, cuando Juan Carlos no participó en la celebración de las primeras elecciones democráticas también en el Congreso. El Monarca hizo saber su enfado y la Cámara baja y la Casa del Rey se acusaron de esa ausencia.

LA PARTICIPACIÓN / Ahora, ante la semana de los festejos constitucionales, la Zarzuela ha decidido compensar aquel episodio y Juan Carlos, además de ir al Congreso, participará en la audiencia al Consejo Asesor de las Cortes Generales del lunes y en la inauguración de Democracia 1978-2018 en el CaixaForum, el martes.

La asistencia de Juan Carlos al acto del Congreso no estaba clara. Algunos episodios han complicado lo que debería haber sido el natural encaje del Rey emérito en el recuerdo de esa etapa histórica, en la que tuvo un papel clave. El exjefe del Estado lleva cinco meses fuera de la agenda oficial debido a problemas de salud y también a las grabaciones en las que su examiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein afirmaba, entre otras cosas, que había obtenido una comisión por el AVE a La Meca (Arabia Saudí). La Audiencia Nacional consideró los indicios «extremadamente débiles» y cerró el caso.

A la controversia se sumó otra la semana pasada, cuando el exjefe de Estado apareció en el GP de fórmula 1 de Abu Dabi, donde saludó al príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, al que la CIA considera el instigador del asesinato del periodista Jamal Khashoggi. La Zarzuela destacó que era agenda privada.