El joven de 16 años Gabriel M. V., el Gitanillo , aceptó ayer seis años de internamiento en un centro de menores tras asumir que robó y transportó explosivos empleados en la matanza de Madrid. El primer juicio por el 11-M no llegó formalmente a celebrarse tras ese reconocimiento. Pero la condena tendrá consecuencias para el resto de los implicados en la trama de los explosivos que dirigía el exminero José Emilio Suárez Trashorras y en la que también participó su cuñado, Antonio Toro.

La fiscal rebajó su petición de ocho años de internamiento a seis a instancias del equipo técnico que cuida al menor. Los expertos explicaron que el joven responde favorablemente al tratamiento y aconsejaron que continuara ingresado en el centro de menores para mantenerle alejado de su entorno social y familiar.

Además, recomendaron que no fuera trasladado a una cárcel de adultos, ya que le resultaría perjudicial. Por ello, la fiscal modificó su petición, para evitar que el último año de internamiento lo cumpliera en una prisión de adultos, ya que la ley exige ese traslado cuando el menor alcanza los 23 años. Gabriel M. cumplirá 17 años en diciembre.

LA VISTA El juez de menores de la Audiencia Nacional, José María Vázquez Honrubia, tras ordenar la lectura del escrito de la fiscal, preguntó al menor si se conformaba con los hechos y con la medida pedida por la fiscal.

--Gabriel: "Sí".

--Juez: "Señor letrado de la defensa, tras la confirmación de su cliente, ¿considera necesaria la celebración del juicio?".

--Letrado: "No lo considero necesario".

--Juez: "¿Se considera usted responsable del delito de colaboración en su modalidad de transporte y suministro de explosivos?".

--Gabriel: "Sí".

--Juez: "Le considero responsable de un delito de colaboración en su modalidad de transporte y suministro de explosivos y le impongo seis años de internamiento en un centro de menores, cinco años de libertad vigilada y seis años de inhabilitación. La sentencia no podrá ser revisada hasta transcurrida la mitad de la pena. El régimen de internamiento va a depender de su conducta para lograr su rehabilitación social".

LOS ASISTENTES El juez levantó la sesión a los 20 minutos, tras declarar que la sentencia es firme. Entre el público, una mujer, madre de uno de los fallecidos en los atentados del 11 de marzo en Madrid, arrancó a llorar mientras gritaba: "No puede ser, no puede ser".

En la sala también se encontraba la hermana del menor. La madre del joven acudió a la vista, pero se sentó junto a Gabriel. Ambos fueron protegidos por un biombo de terciopelo marrón y estuvieron custodiados por personal del centro de menores. La directora y la psicóloga del centro estuvieron en la sala.

La fiscal del 11-M, Olga Sánchez, presenció la vista entre el público. La asunción del delito por parte del menor le allana el camino para condenar a los implicados en la trama de explosivos. Gabriel M. asumió que ayudó al exminero Suárez Trahorras a robar el explosivo de la mina Conchita de Avilés junto a tres de los siete terroristas que se suicidaron en el piso de Leganés, el pasado mes de febrero.

También que transportó a Madrid la goma-2 en un autobús y que la entregó a Jamal Ahmidam, conocido como el Chino . Asimismo, contó que el exminero le dijo que la masacre islamista de Madrid había sido realizada "por los moros".

El explosivo, según su versión, fue cargado en el maletero de dos coches. Gabriel viajó a Madrid para recoger uno de los dos vehículos, pero fue detenido después de sufrir un accidente de tráfico.