Junts pel Sí y la CUP consumaron ayer una decisión aparentemente técnica pero de gran trascendencia política: aprobar una reforma del reglamento del Parlament para poder sacar adelante con este mecanismo las leyes de desconexión sin enmiendas ni apenas debate previo y así hacer que entren en vigor sin que el Tribunal Constitucional haya tenido tiempo de suspenderlas.

Una reforma que no contó con el consenso o las amplias mayorías que normalmente han de presidir este tipo de cambios de las reglas de juego. Al contrario, el resto de grupos calificaron de «cacicada» la reforma reglamentaria para «amordazar» a la oposición de forma poco democrática para impulsar los planes respecto al referéndum.

El debate, como era de prever, fue bronco en el tono, con acusaciones cruzadas de falta de respeto a la democracia especialmente entre el PP y Ciutadans, por un lado, y la CUP y Junts pel Sí por otro. El grupo de JxSí defendió que la reforma es perfectamente democrática pero también hizo referencia a que otros parlamentos prevén aprobar leyes por lectura única. Roger Torrent, de JxSí, hizo una lectura favorable a sus intereses de un dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias crítico con la reforma, pero que apunta que estrictamente no vulnera el Estatuto ni la Constitución. «Pueden salir aquí a hablar de ley mordaza cuando fuera están imputando hoy a gente por querer poner las urnas para que los catalanes puedan votar. ¿Esto no es cinismo?», espetó.

PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS / La oposición denunció que se vulneran los principios democráticos del resto de grupos para debatir las leyes. Fue el tono utilizado por ejemplo por Ciudadanos. «La razón de hacer este reglamento es simplemente el miedo a la oposición democrática. Por eso tiene que hacer un reglamento para tapar la boca a la oposición, para amordazarla», afirmó el diputado Fernando Espejo-Saavedra. «No creen en la democracia aunque se llenen la boca de ella», añadió. También el popular Alejandro Fernández dedicó gruesos adjetivos para descalificar la reforma del reglamento y, como Ciudadanos, reclamó a JxSí -sin éxito- que diga claramente si quiere aprobar la ley del referéndum y la de transitoriedad por lectura única.

El PSC también recordó que los letrados del Parlamento catalán y el Consejo de Garantías Estatutarias han recomendado no reformar el reglamento sin un mínimo consenso y no tramitar el procedimiento de lectura única de las leyes salvo en casos de poca complejidad. El socialista Ferran Pedret recordó que la ley de referéndum y la de transitoriedad no son precisamente sencillas.

«DÉFICITS DEMOCRÁTICOS» / Por su parte, Catalunya Sí que es Pot intervino también de forma contundente pero -a diferencia de PP, C’s y PSC- defendiendo, eso sí, el referéndum de autodeterminación, aunque no con las herramientas que están forjando JxSí y la CUP.

«La ley del referéndum tiene graves déficits democráticos y si además se aprueba por lectura única socavará su legitimidad democrática ante la sociedad catalana; tiran piedras sobre el tejado del referéndum, le quitarán apoyo social y legitimidad democrática, piensen antes de hacer esta trastada», advirtió Joan Coscubiela.

Ante ello, Torrent le espetó que no se puede mantener la «equidistancia» en los tiempos actuales y Sí que es Pot ha de escoger entre la posición del Gobierno catalán y la del Gobierno del PP.

La CUP defendió la reforma del reglamento con un argumento sencillo: hacer todo lo que sea para llegar al referéndum. «Apoyaremos la reforma si sirve para levantar las barreras a este pueblo para autodeterminarse, para responder al estado de excepción que quiere instaurar el Estado español y si sirve para que la gente pueda votar el 1-O claro que sí», afirmó Anna Gabriel.

Por otra parte, el grupo de Junts pel Sí transaccionó y aprobó una enmienda de la CUP para que se suspenda a un diputado de sus funciones cuando se inicie el juicio oral por una causa de corrupción lucrativa.