La investidura de un presidente y la formación de un Gobierno efectivo empieza a encarrilarse en Cataluña. Con todas las salvaguardas que todo lo que se relaciona con el procés merece, Carles Puigdemont parece haber finalizado ese periodo de tiempo para la reflexión consigo mismo que pidió al que todavía es su partido, el PDECat, con la decisión tomada de abordar la investidura del plan d. Tras marear la perdiz con intentos que tenían un evidente fin propagandístico de denunciar la restricción de movimientos que padece la mayoría independentista ha llegado ya el momento de ungir a un president. O presidenta, porque la diputada Elsa Artadi encabeza las apuestas.

Tras los intentos fallidos de investir al expresidente, a Jordi Sànchez y a Jordi Turull y el amago de preparar el terreno para una elección a distancia, mediante la reforma de la ley de presidencia, la cercanía de la fecha en que vence el plazo para abortar la legislatura (22 de mayo) y un análisis de los riesgos que entrañaría un retorno a las urnas dan prioridad a formar Govern.

Puigdemont ha convocado el sábado una reunión de Junts per Catalunya en Berlín para abordar la cuestión. El abanico de opciones es amplio, pero podría pasar por una renuncia temporal a ser investido, a cambio de que quien ocupe la Generalitat sea de su máxima confianza.

De la ristra de nombres de JxCat, Artadi toma cuerpo. Jordi Sànchez (ANC) y Pere Aragonès (ERC) han ponderado y alabado la figura y perfil de Artadi. «Sànchez solo ha respondido a una interpelación directa sobre ella. A todo esto, hoy se aprobará la reforma de la ley de la presidencia, que deja abierta una posible investidura a Puigdemont.