El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos y senador por Massachusetts, John Kerry, emprendió ayer, acompañado de su compañero electoral, John Edwards, una gira electoral por 21 estados del país, poco después de prometer a los ciudadanos "restaurar la confianza y la credibilidad en la Casa Blanca", si le eligen presidente el próximo 2 de noviembre. Esta afirmación supuso un ataque frontal de Kerry a su rival republicano, el presidente George Bush, en su discurso de aceptación de la candidatura que cerró la convención demócrata en Boston.

"Soy John Kerry, dispuesto a servir", dijo el candidato, cuadrándose en un saludo militar ante los más de 4.000 delegados en el Fleet Center, sede de la convención. Rodeado de su "banda de hermanos", los camaradas que sirvieron con él en Vietnam, el senador hizo hincapié en su historial militar como prueba de su capacidad para dirigir a la nación en tiempo de guerra, frente a la falta de experiencia en combate de Bush. "Defendí a este país cuando era joven y lo defenderé como presidente", dijo, con la vista puesta más en el estrecho margen de votantes indecisos --entre un 5% y un 17%, según los sondeos-- que en los delegados.

SEGURIDAD Y POLITICA EXTERIOR Kerry dedicó gran parte del discurso con el que debutó como candidato ante toda la nación a la seguridad y a la política exterior, temas que decidirán las elecciones. "EEUU no irá nunca más a la guerra porque quiere, sino porque debe", prometió, lanzando una puya al unilateralismo con que Bush actuó al decidir la invasión de Irak. "Como comandante en jefe, nunca os conduciré a una guerra de forma engañosa", remachó, en otra alusión a las mentiras y manipulaciones del actual presidente republicano para recabar apoyo a la invasión del Irak.

"Tendré un secretario de Defensa que escuchará los mejores consejos de nuestros líderes militares", continuó, criticando al actual ocupante de ese cargo, Donald Rumsfeld, ante los temores o el rechazo de un sector de la cúpula militar a los planes trazados por la Administración Bush para atacar Irak. Kerry recalcó que nunca lanzará "una guerra sin tener un plan para la paz", otra alusión a la caótica posguerra iraquí.

REFORZAR AL EJERCITO Kerry se esforzó en borrar la acusación republicana de que será débil a la hora de defender a la nación. "Nunca dudaré en usar la fuerza cuando sea necesario; cualquier ataque será respondido de forma rápida y contundente", subrayó, añadiendo que reforzará al Ejército. Aunque es conocida su decisión de mejorar las relaciones con los aliados y con la ONU, Kerry matizó: "Nunca daré a ninguna nación o institución internacional un veto sobre la seguridad nacional".

Para evitar que el traumático 11-S vuelva a repetirse, Kerry aseguró que combatirá el terrorismo "de forma más inteligente y efectiva", empezando por poner en práctica las recomendaciones de la comisión del Congreso que ha investigado los sangrientos atentados.

La seriedad de sus promesas no hundió el tono esperanzador del discurso. "El futuro no pertenece al miedo, pertenece a la libertad", recalcó el senador, aclamado particularmente tras sus promesas de mejorar la economía y defender los derechos civiles de los ciudadanos, acorralados por la Ley Patriota.

Además de exhibir los logros económicos de la presidencia demócrata de Bill Clinton frente a la postrada economía bajo la gestión de Bush, Kerry prometió crear más trabajo, mejorar la asistencia sanitaria y la educación, e invertir en la investigación de células madre. "Los sueldos bajan, los costos de sanidad suben y nuestra gran clase media se está reduciendo", recalcó para denunciar la mala gestión de Bush.

El discurso de Kerry fue precedido por un documental biográfico de apenas 10 minutos, narrado por el actor negro Morgan Freeman.