Entre líneas o abiertamente, de pasada o de forma explícita, José María Aznar no desaprovechó ninguna ocasión para arremeter contra sus enemigos de siempre: el PSOE, el Grupo Prisa, los nacionalistas vascos, los independentistas catalanes, IU... Todo para presentar al PP como víctima de una poliédrica y tenebrosa conspiración a su juicio orquestada por los socialistas y ejecutada por la cadena SER.

"El Gobierno no sólo tenía que hacer frente a la trágica situación creada por los atentados a pocas horas de unas elecciones generales. Debía afrontar también un monumental empuje manipulador de los que vieron en aquellos momentos, no la conmoción de la sociedad ante una tragedia, sino la gran oportunidad que hacía tiempo habían dado por perdida". Desde esta premisa, Aznar acusó sin rubor al PSOE de "buscar ventaja partidista" tras los atentados del 11-M, "atizar el sectarismo" y "manipular los sentimientos" de la sociedad.

El expresidente desmintió que Zapatero le invitara a convocar una reunión del pacto antiterrorista el mismo día de la masacre, pero omitió que a quien se lo planteó el líder socialista fue al presidenciable del PP, Mariano Rajoy. También acusó a Zapatero de haberle dicho primero que "le daba igual que hubiera sido ETA o Al Qaeda" para después declarar que "la respuesta política sería distinta" en cada caso.

Aznar aseguró que el 11-M el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba llamó a un alto cargo de la Moncloa para informarle de que, según el Gobierno vasco, ETA era la responsable de la matanza. Tampoco ahorró alusiones a la guerra sucia del GAL y la malversación de fondos reservados en la etapa del PSOE: "A lo mejor nos hubiera gustado disponer de algún fondo más en la lucha antiterrorista porque nadie se lo hubiera llevado en un momento determinado".

Respecto a la actuación del Gobierno socialista, denunció la "opacidad" de la investigación del 11-M, que contrapuso a las "exigencias apremiantes de información" que se lanzaban contra su Ejecutivo. Aznar se quejó de que el Gobierno de Zapatero no le haya informado de la marcha de las pesquisas ni haya admitido que la retirada de las tropas de Irak no ha reducido la amenaza del terrorismo islamista en España.

Tras los socialistas, fue la SER la más severamente castigada por Aznar, que acusó a la cadena radiofónica del Grupo Prisa de conspirar con el PSOE para desalojar al PP del poder.

"Partidos de la oposición y medios de comunicación conocidos por su delirante obsesión contra el Gobierno del PP mintieron, fabricaron una gran mentira en torno a la gestión del Gobierno, jugaron a desestabilizar y tuvieron un papel en una jornada de reflexión utilizada para alentar el acoso organizado contra un partido democrático (...) a pocas horas de unas generales", clamó Aznar antes de desgranar las supuestas "manipulaciones" de la SER.

Denunció, sin citarla, que esta cadena radiofónica informó de la existencia en la estación de Atocha de un terrorista suicida que se reveló falsa; que dijo haber conocido el vídeo de reivindicación horas antes de que se grabase; y, en suma, que no fue él sino "otros" los que "mintieron con contumacia, intoxicaron y dieron cobertura a una gravísima alteración de las reglas del juego electoral" en la jornada de reflexión.

Ningún portavoz de la oposición se salvó de los reproches de Aznar: se encaró a Jané (CiU) por sugerir que el Gobierno actuó en el 11-M por interés electoral; a Joan Puig (ERC) le recordó la reunión de Carod con ETA; a Gaspar Llamazares (IU), que "ridiculizó" la amenaza islamista en España; y a Emilio Olabarria (PNV) le recriminó los "pactos" con "la organización terrorista Batasuna".