Un día antes de la celebración del tricentenario de la toma de Gibraltar por tropas inglesas, España y el Reino Unido acordaron ayer "mirar al futuro" y superar el enfrentamiento diplomático entre los dos países que ha provocado este festejo.

La decisión de rebajar las tensiones la escenificaron el nuevo embajador de España en Londres, Carlos Miranda, y el secretario de Estado británico para Europa, Denis McShane, en un encuentro en principio protocolario, pero que adquirió una relevancia especial a causa de la polémica por el 300º aniversario de la ocupación del Peñón.

ALMUERZO En la reunión, seguida de un almuerzo, Miranda y McShane coincidieron en que el contencioso de Gibraltar se debe tratar "en otro momento, de manera calmada y tranquila", según fuentes diplomáticas. No se concretó fecha para un próximo encuentro bilateral de alto nivel en esta materia.

Una fuente de la delegación española describió como "cordial" y "franco" el tono del encuentro. Destacó que el Gobierno británico había recibido con agrado un artículo y las recientes declaraciones de Miguel Angel Moratinos, en las que el jefe de la diplomacia española subraya la necesidad de una aproximación constructiva al viejo conflicto.

ALA DURA Pese a las buenas palabras de McShane, el Gobierno español seguirá hoy con mucha atención el comportamiento que tenga en el Peñón el ministro de Defensa británico, Geoff Hoon, cuya asistencia a la conmemoración del tricentenario ha sido el detonante de las protestas de Madrid. Hoon pertenece al ala más dura del Ejecutivo británico y es sobradamente conocido su rechazo frontal a cualquier cesión de soberanía sobre Gibraltar.

El Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero ha evitado ceder a las provocaciones lanzadas desde Londres. Toda su respuesta a lo largo del actual incidente ha consistido en una protesta formal por la asistencia del ministro Hoon a los actos en el Peñón, y ha descartado tomar medidas de represalia, entre las que siempre está a mano el cierre de la verja que conecta a la Roca con el territorio español.

VENTAJA En este tira y afloja, el Reino Unido juega con ventaja. Madrid sabe que cualquier reacción suya es mirada con lupa desde Gibraltar y que una respuesta desproporcionada daría alas a los enemigos de la negociación sobre el futuro de la Roca.

Pero lo que es más grave, una actitud contundente de España podría tener el efecto adverso de servir como modelo de conducta a Marruecos en el caso, siempre probable, de que el reino alauí retome su reivindicación de Ceuta y Melilla.

CRUCE DE CRITICAS Mientras, PP y PSOE se acusaban ayer de debilidad ante el Gobierno británico. El PP lamentó el "visible deterioro de la comunicación" entre ambos gobiernos y consideró que "Zapatero ha demostrado una falta de capacidad y de influencia ante Blair". El portavoz socialista Rafael Estrella replicó que el anterior Gobierno no tenía conflictos con el Reino Unido porque José María Aznar aceptaba "sin rechistar" todas las decisiones de Blair.