Mientras todos los ojos se giran hacia la propuesta de Pedro Sánchez de exhumar los restos del dictador Francisco Franco de El Escorial, en Sevilla tienen su propio 'valle de los caídos' con la tumba del general Gonzalo Queipo de Llano, la bestia negra de Andalucía durante la dictadura.

La familia del golpista no se ha pronunciado de momento sobre la exhumación de sus restos de la Basílica de la Macarena, convertido en el símbolo con mayor carga franquista de la capital hispalense. Y ante la presión social y política, con una ley regional de memoria histórica en la mano y un acuerdo local que rechaza la tumba del militar en uno de los monumentos más visitados de la ciudad, la hermandad trata de buscar una vía "consensuada" con la familia, quien en última instancia tiene la responsabilidad. Aunque "aún no hay ninguna decisión tomada", la construcción de un columbario se plantea como esa opción intermedia que facilite la salida de los restos, aunque aún sin plazos 82 años después del inicio de la contienda civil.

La presencia de Queipo de Llano en la Basílica de la Macarena, uno de los recintos más visitados y símbolo de la ciudad, sigue levantando ampollas. Una vigilia antifascista recordó este mismo martes por la noche, víspera del alzamiento del 18 de julio, que apenas a unos metros del recinto, en la muralla, se llevaron a cabo cientos de fusilamientos ordenados por el militar, reclamando la exhumación inmediata del genocida.

Conocido en aquellos años como 'el virrey de Andalucía', se le atribuye la brutal represión que se cobró más de 12.000 vidas en la provincia y cerca de 50.000 en toda la comunidad. Hace unos años, algunas mujeres llegaron a bailar sobre la tumba de quien arengaba desde la radio a violarlas.

Homenajes en otras hermandades

Las víctimas del franquismo consideran una "humillación" que el general golpista esté enterrado en la basílica. Siquiera en calidad de miembro honorario de la hermandad por haber ayudado a sufragar la construcción del recinto. Más allá de La Macarena, la sombra del militar sanguinario se prolonga por otras partes de la ciudad, ya que debido a la labor caritativa que llevó a cabo junto a su esposa en sus últimos años de vida, el matrimonio da nombre a otras dos hermandades de la ciudad, Santa Genoveva y San Gonzalo.

Hace dos años, tras la llegada al Ayuntamiento del PSOE con el apoyo de IU y Podemos, el consistorio aprobó una moción para instar a retirar los restos, entendiendo que era una "una clara ofensa para el conjunto de las y los demócratas". El pasado verano, y tras la aprobación de la normativa regional, las asociaciones memorialistas y de izquierdas intensificaron la presión, por lo que el alcalde remitió un escrito tanto al Arzobispado de Sevilla como a la Hermandad de la Macarena para recordarles la obligación de cumplir con la ley de memoria histórica.

El asunto se vuelve complicado en Sevilla, donde a pocos partidos políticos se le pasa por la cabeza enemistarse con uno de los poderes fácticos de la ciudad, las cofradías, y los votos que este arrastra. Se han producido contactos informales, y la hermandad explicita su voluntad de cumplir la ley. Han encargado hasta tres informes jurídicos para estudiar las consecuencias y las posibles soluciones a tomar, dado que se trata de un tema complejo con muchos flecos abiertos: es un espacio privado, pese a su uso público; la lápida ya no tiene ninguna referencia al vínculo militar del golpista y sobre todo que es la familia quien debe solicitar el posible traslado.

Comité de expertos sobre símbolos

El anuncio del nuevo Gobierno socialista de exhumar a Franco ha metido presión a la Junta de Andalucía, que se vanagloria de tener una ley de memoria histórica desde hace un año con mayor alcance que la nacional. Para evitar el descompás, Susana Díaz anunció el pasado lunes la puesta en marcha de un decreto para identificar símbolos y actos franquistas aún no retirados. Entre otras medidas, contemplaba la puesta en marcha de un comité técnico de expertos que decidirá sobre los restos de Queipo de Llano.

Ante esa situación, la nueva dirección de La Macarena parece hallar una salida en una de las promesas estrella que la auparon en las últimas elecciones internas. La construcción de un columbario disponible para "el enterramiento de cualquier hermano que lo solicite". Aún es solo un proyecto, pero desde la hermandad reconocen que quieren presentarlo en la próxima junta de gobierno a fin de estudiar la posible ubicación y ponerlo en marcha lo antes posible, siempre que cuente con el beneplácito de los hermanos y del propio Arzobispado de Sevilla.

Si no hay obstáculos de ningún tipo, este espacio estaría listo a finales de año. Y "se abriría, siempre en condicional, una posible vía de solución al enterramiento de Queipo de Llano", a expensas de comunicárselo a la familia, "con la que aún no se ha tratado el tema", y que esta acceda al traslado.