La actitud del PP ante las reformas de la Constitución y de los estatutos no será tan complaciente como dejó entrever Mariano Rajoy cuando visitó a José Luis Rodríguez Zapatero. Después de que el expresidente José María Aznar abominara de este proyecto --"el error más grave" que puede cometer España, a su juicio--, los populares han endurecido su postura. Ayer mismo, el presidente balear, Jaume Matas (PP), amenazó a Zapatero con boicotear el proceso.

LOS RIESGOS En el marco de la ronda de entrevistas que Zapatero viene manteniendo con los presidentes autonómicos, ayer le tocó el turno a Matas. Significativamente, sus manifestaciones tras la reunión fueron mucho más críticas con el proceso de reformas anunciado por el Ejecutivo que las que Rajoy formuló en la Moncloa. Mientras el líder del PP expresó su "disposición a hablar" de esta iniciativa con el Gobierno, el presidente balear enfatizó los riesgos que ésta acarrea. Y ello pese a que el Ejecutivo balear ya ha anunciado su voluntad de revisar el estatuto.

El peligro más grave, para Jaume Matas, es que la tramitación de reformas estatutarias a la carta --diferentes en cada territorio-- cree un cisma entre "autonomías de primera y de segunda". Por eso alertó de que Baleares tiene el "derecho político" a incluir en su nuevo estatuto cualquier competencia que suponga "una diferencia" por parte de otra comunidad. Es decir, que Baleares "no se quedará atrás" ni descarta reclamar exactamente el mismo nivel de autogobierno que puede lograr Cataluña con su nuevo estatuto. Su único límite, puntualizó, será la Constitución.

El presidente balear se convierte así en el mandatario autonómico del Partido Popular que con más contundencia amenaza al presidente Zapatero con torpedear las reformas institucionales mediante una sencilla fórmula: abrir una subasta en la cual cada comunidad exija al Estado al menos los mismos traspasos competenciales que la de al lado. Ante este peligro, el jefe del Ejecutivo balear ofreció un antídoto al presidente: que acepte la oferta del Rajoy de forjar un pacto de Estado PSOE-PP que fije límites a las reformas estatutarias y conjure así una situación "muy difícil de controlar".

Zapatero respondió a Matas, como ya hizo con Rajoy, que el Gobierno prefiere esperar a que cada comunidad plantee su propia reforma estatutaria y después estudiarla durante su tramitación en el Congreso con una sola condición: que sea respetuosa con la Carta Magna. Un portavoz de la Moncloa censuró que el presidente del PP balear, en lugar de proyectar la reforma estatutaria en función de los intereses de su comunidad, sólo aspire a "emular a otras autonomías".