80 días después de las elecciones que brindaron al independentismo una segunda oportunidad, la legislatura catalana continúa en el alambre. Los dos intentos en balde de forzar sendas investiduras inviables por la presión judicial y el fracaso de la entente entre las tres fuerzas que sostienen el 'procés' han devuelto la amenaza de nuevos comicios a las arenas movedizas de la política catalana. Junts per Catalunya y ERC ya no le hacen ascos a esta opción, pero los nervios crecen dentro y fuera del soberanismo ante la hipótesis de un escenario que prolongue prácticamente hasta mitad de año la intervención de la Generalitat.

En una decisión acordada con JxCat y ERC, el presidente del Parlament, Roger Torrent, pospuso el pleno de investidura de Jordi Sànchez con el pretexto del recurso que el candidato preso ha interpuesto ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo. Más allá de que los tempos de este recurso son inciertos --la defensa de Sànchez lo presentará el lunes a primera hora--, una resolución favorable al diputado posconvergente es bastante poco previsible si se tiene en cuenta que el exlíder de la ANC aún no ha agotado los recursos a las vías judiciales españolas, y que el TEDH solo aplica medidas cautelares en 48 horas en casos muy excepcionales en los que existe el riesgo de un "daño irreparable", como ha recordado este sábado la magistrada Montserrat Comas, portavoz en Catalunya de Jueces para la Democracia.

Llamamiento de Puigdemont

De ahí que el 'expresident' Carles Puigdemont haya exigido este sábado al tribunal de Estrasburgo que den una "respuesta política" al veto del Tribunal Supremo, para impedir que "un juez en España tenga más poder que dos millones de catalanes". Pero aunque el TEDH le diese la razón, la CUP ya ha dejado claro que no piensa cambiar esa abstención que da al traste con la investidura. Ante este panorama, varios actores independentistas como la ANC y Òmnium han redoblado este sábado la presión sobre JxCat, ERC y la CUP para que abandonen los callejones sin salida y planteen un candidato a 'president' viable y efectivo.

Aunque pueda entenderse como una cludicación ante el Estado, contra el que siguen dirigiendo la mayoría de sus ataques, las entidades creen que la formación de un Govern no solo permitiría pasar la página del artículo 155 de la Constitución, sino que también daría tiempo al conglomerado soberanista para remozarse en busca de la mayoría social que las urnas le han negado en dos ocasiones. De la asamblea de Òmnium Cultural ha salido este sábado el mandato de hacer "más sólida y más amplia la mayoría a favor de la república", consigna avanzada en un artículo en EL PERIÓDICO por sus dos máximos dirigentes, Jordi Cuixart --encarcelado en Soto del Real-- y Marcel Mauri.

La presión sale a la calle

Ambos aseguran verse "asombrados por un triste espectáculo de los partidos que, lejos de plantear un debate honesto y generoso que confrontara ideas sobre los retos urgentes y de futuro, han malgastado tiempo y energías en batallas tácticas". Y resumen que "estas dinámicas empequeñecen" al soberanismo. Este mensaje entronca con la estrategia de ERC, iniciada por Joan Tardà en este diario y bendecida por Oriol Junqueras y Marta Rovira, en pos de tender la mano a la izquierda no independentista para superar la "división de bloques" y la actual "alianza conservadora".

Algo menos transversal es el llamamiento de la dirección saliente de la ANC, que ha exigido a los partidos independentistas un "paso adelante" para que sea posible formar un Govern que acabe con el 155. En este caso, los interpelados son solo las fuerzas que quieran "implementar la república". Entiéndase pues JxCat, ERC y la CUP. La Assemblea llevará su presión a la calle este domingo a las 17.00 horas con una manifestación en el Passeig de Colom de Barcelona, desde Drassanes hasta el Parc de la Ciutadella. Una convocatoria mucho más discreta que muchas anteriores, pero con el mismo 'leit motiv': formar Govern con urgencia.

El "paso adelante" que reclama la ANC lo podría dar próximamente Jordi Turull, a quien muchos señalan como el plan c de JxCat. Pero hay otras dos salidas entre las que se debate la marca de Puigdemont: postular directamente a un candidato sin cuentas pendientes con la justicia o arriesgarse a otras elecciones tras haber perdido el bloque independentista dos escaños en las últimas. Algunas fuentes vaticinan que no tardará demasiado en conocerse la respuesta.