Lo dicen sin decirlo: a media voz, con sutilezas, con rodeos. Los candidatos de los dos principales partidos, el popular Jaime Mayor Oreja y el socialista Josep Borrell, dieron ayer el pistoletazo de salida de la campaña para las elecciones europeas del 13 de junio con una idea entre ceja y ceja: convertir los comicios en una segunda vuelta de las generales del 14 de marzo pasado. Más allá de su clave española, estas elecciones son especialmente trascendentales por ser la primera consulta popular tras la ampliación de la UE a 25 estados, porque está sobre la mesa la futura Constitución europea y porque ésta prevé un incremento notable del poder de la Eurocámara.

El PP quiere probar su tesis de que las elecciones generales de marzo estuvieron contaminadas por los atentados terroristas de Madrid del 11-M, sin los cuales, aseguran, Mariano Rajoy hubiera llegado a la Moncloa. En esa línea, Mayor Oreja ha llamado a las urnas a "los millones de dolidos e irritados por lo que los terroristas consiguieron en España el 14-M". Los socialistas, por el contrario, pretenden demostrar con una amplia victoria que el 14-M expresó una sólida voluntad de cambio de la sociedad española.

IU, que sufrió un duro revés el 14-M, víctima del voto útil de la izquierda, aspira a recuperar el terreno perdido y por ello pide a los ciudadanos que "voten con el corazón" tras la salida del PP de la Moncloa. Otras tres candidaturas aspiran a obtener representación: Galeusca, formada por los partidos de las tres nacionalidades históricas --CiU, PNV y BNG--; Europa de los Pueblos, liderada por ERC y Eusko Alkartasuna, y Coalición Europea, en la que se agrupan, entre otros, el Partido Andalucista, Coalición Canaria y el Par.

ENCUESTAS ADVERSAS Las últimas encuestas no son halagüeñas para las aspiraciones de los populares. Casi todas reflejan una amplia ventaja para la candidatura de Borrell, que oscila en una horquilla de seis a nueve puntos. El 14-M, José Luis Rodríguez Zapatero se impuso a Rajoy por 4,88 puntos de diferencia.

Los 34,6 millones de españoles llamados a las urnas elegirán 54 de los 732 diputados de la Eurocámara, 10 menos que hace cuatro años como consecuencia de la ampliación de la UE. En las anteriores europeas, celebradas en junio de 1999, el PP superó al PSOE en 4,4 puntos y consiguió 27 escaños frente a los 24 del PSOE. Borrell quiere ahora invertir ese escenario al rebufo de la victoria de Rodríguez Zapatero en las generales. "Queremos ir a Europa para hacer allí lo que los españoles apoyaron el 14 de marzo", proclamó el candidato socialista la pasada medianoche en el acto de apertura de su campaña, en Madrid.

La guerra de Irak estará inevitablemente en el centro del debate político. Borrell ha expresado su voluntad de no "iraquizar en exceso" la campaña, pero es evidente que los socialistas apostarán fuerte por esta carta, muy conscientes de que la invasión del país árabe fue y sigue siendo muy impopular entre los españoles y que constituyó un factor decisivo para la derrota del PP en las elecciones generales.

CONTRATAQUE Viéndoselas venir, Mayor contrataca aireando la guerra sucia del GAL, sobre todo el caso Lasa y Zabala de asesinato y tortura de etarras a comienzos de los 80 que ya fue sentenciado por los jueces. También ha amenazado con esgrimir viejos casos de corrupción en la etapa de Gobierno socialista. En concreto, un escándalo de corrupción de dos inspectores de Hacienda que salpicó al hoy candidato Borrell y que le forzó a abandonar la carrera por la Moncloa en 1999.

Además de la guerra de Irak, otros frentes de choque contribuirán a calentar la campaña. Frente al énfasis que los populares ponen en los aspectos económicos de la construcción europea, los socialistas contraponen un modelo basado en apartados más sociales.

Mayor Oreja defenderá una Unión Europea "sin ejes" y presentará a Borrell como candidato de un partido "entregado" a Francia y Alemania. El candidato socialista, por contra, recordará la fractura que el anterior Gobierno de José María Aznar provocó en el seno de Europa por su alianza incondicional con Estados Unidos.

Borrell también quiere poner el énfasis en que Europa debe construirse sobre la base de la laicidad. Ello choca con el enfoque de Mayor, que defiende que el texto de la Constitución reconozca los orígenes "cristianos" del viejo continente.