La catedral de la Almudena, con capacidad para 3.500 personas, se quedó pequeña anoche para acoger la celebración de una misa funeral en memoria de los 201 fallecidos en el atentado del 11 de marzo. Otros 2.000 fieles no pudieron entrar al templo y optaron a sus puertas por celebrar un rito religioso alternativo, con el rezo de un rosario, varios padrenuestros y el encendido espontáneo de velas y cirios.

La reina Sofía, vestida de negro riguroso y visiblemente emocionada, presidió esta misa funeral, primera oficial organizada por el Gobierno madrileño y concelebrada por el cardenal-arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela y otros cinco obispos de la comunidad. La Reina, que se acomodó sola en un sillón junto al altar, fue recibida y despedida con fuertes y largos aplausos.

A la ceremonia asistieron representantes de instituciones y entidades madrileñas, el vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato y una treintena de embajadores.

CONDENA DE ROUCO Al fondo de la catedral, cuya iluminación fue reforzada para la ocasión, fue colgado un inmenso crespón negro. A la izquierda, en un lugar destacado y reservado, se situaron unos 300 familiares de las víctimas del atentado con rostros apenados y compungidos. Cuatro de ellos, tres mujeres y un hombre, sufrieron desvanecimientos durante la ceremonia religiosa y fueron atendidos por miembros del Samur y un equipo de seis psicólogos desplazado al interior del templo.

El cardenal Rouco lanzó en su homilía un mensaje de "esperanza y de vida", especialmente dirigido a los allegados de las víctimas. El purpurado elogió la respuesta de los madrileños ante la tragedia y condenó el "nihilismo asesino del que se alimentan los actos terroristas" y el atentado "lúcido y premeditado" que ha sido un "crimen horrendo a los ojos de Dios".

"Matar a un semejante es atentar contra el mismo Dios", advirtió el cardenal-arzobispo Rouco Varela. El cardenal pidió rezar por "la conversión de los asesinos, que se denigran y embrutecen a sí mismos y se precipitan a la eterna condenación si rechazan todo arrepentimiento".