El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, emplazó a José María Aznar a informar al Gobierno de su encuentro del martes pasado con George W. Bush en el caso de que hubieran tratado "algún tema que afectase a los intereses españoles". Moratinos recordó al expresidente que, en ese supuesto, debería dirigirse al Gobierno por "cortesía" y por "responsabilidad".

Como Aznar no se ha puesto en contacto con ninguna instancia oficial para comentar el encuentro, Moratinos dio por sentado que el contenido de la entrevista "no interesa a España". Desde esa premisa, restó toda trascendencia a la reunión y destacó la voluntad de José Luis Rodríguez Zapatero de "mantener el diálogo con EEUU y su presidente", pese a que Bush no ha devuelto la llamada que el líder español le hizo el 3 de noviembre para felicitarlo por su reelección.

ANTECEDENTE El PSOE contrapuso la actitud de Aznar a la de Zapatero, que en diciembre del 2001, tras reunirse con Mohamed VI en Marruecos, ofreció contar al presidente el contenido del encuentro. El entonces líder de la oposición no dio finalmente la información, porque Aznar rehusó recibirlo y lo remitió a su ministro de Exteriores, Josep Piqué.

El PP salió ayer en tromba a atacar a Zapatero. El secretario general, Angel Acebes, acusó al Gobierno de realizar "gestos inamistosos y incluso ofensas a un país aliado". El portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, criticó al presidente por "desaprovechar" la relación de Aznar con Bush mientras se dedica a "regalar jamones" (al canciller Gerhard Schröder). Ana Botella, esposa de Aznar, afirmó que Zapatero "sabrá por qué no lo reciben en EEUU" y consideró una "ofensa" que no se hubiera levantado en el desfile de la Hispanidad del 2003 al paso de la bandera estadounidense.

El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, criticó el encuentro por haberse celebrado al margen del Gobierno y afirmó que al expresidente "le ha podido la soberbia".