La decisión del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, de plantear una declaración de independencia para, inmediatamente después, suspenderla en beneficio del diálogo y la mediación es el fruto de numerosas reuniones y posiciones diferentes en el seno de su propio partido al respecto de los pasos a seguir. Estas son las fechas y momentos clave.

Lunes 2 de octubre

Reunión del comité nacional del PDECat que agrupa a decenas de cargos institucionales y de partido, con presencia de Puigdemont. Como ya avanzó EL PERIÓDICO, en la reunión intervienen unos 30 representantes con puntos de vista distintos sobre qué hacer tras la celebración del referéndum el día anterior: proceder a cumplir con lo que dice la ley del referéndum y declarar la independencia sin más -como defiende una mayoría, todavía impactados por la celebración del 1-O pese a las cargas policiales- o bien "calificar" esta declaración de alguna manera. Es lo que defienden, entre otros, el 'conseller' Santi Vila y el exjefe de filas en Madrid, Francesc Homs. Este último pone como ejemplo que si tras las elecciones del 27-S alguien hubiera defendido un referéndum, hubiera sido muy criticado, y en cambio finalmente hubo referéndum. Su conclusión fue que el resultado del 1-O no es suficiente ni para imponer nada ni para renunciar a ello.

Viernes 6 de octubre

Principio de acuerdo con la CUP para que Puigdemont lea la declaración de independencia en el pleno del Parlament y decrete una suspensión de "semanas". Se había hablado de 15 días pero se acabó desestimando este plazo (sobre la que este miércoles especulaba también la CUP) para que no pareciera un ultimátum. Lluís Corominas (PDECat) y Marta Rovira (ERC) cierran el acuerdo con los anticapitalistas y con el visto bueno de las entidades soberanistas. Un día antes el Banc Sabadell anunciaba que trasladaba a Alicante su sede social, y el mismo viernes era CaixaBank la que desplazaba su domicilio fiscal a València. Decisiones que también influyen en la toma de decisión que se va forjando en el seno del PDECat y del Govern.

Sábado 7 y domingo 8 de octubre

Durante el fin de semana, la coordinadora general del PDECat, Marta Pascal, junto a Artur Mas -que ofrece una entrevista a 'Eldiario.es' afirmando que no se puede ejercer todavía de forma material la independencia- y el 'conseller' Santi Vila presionan a Puigdemont para que no haga una DUI. El objetivo es no darle validez jurídica a la declaración. Pascal también hace declaraciones a TV-3 dando a entender esta posición. Los tres dirigentes del partido junto a notables del empresariado catalán presionan a Puigdemont, algunos de ellos en contacto permanente con Mas.

Lunes 9 de octubre

Las presiones a Puigdemont se escenifican en Palau. Motín contra el 'president' para que haga una declaración retórica y se habla de elecciones. El 'president' asume la primera de las condiciones pero no la de convocar elecciones constituyentes. No se avisa a la CUP hasta el martes, una hora antes del inicio del pleno, lo que causa el lógico enojo de los anticapitalistas. Esquerra, una parte del PDECat, la ANC y Òmnium no entienden que los cambios de discurso no se hayan comunicado a la CUP.

Llegan a Palau llamadas de instituciones europeas a través de personas interpuestas. Alguna de la Iglesia al vicepresidente y líder de Esquerra, Oriol Junqueras. Todas pidiendo tiempo y que no se declare la DUI. Fuentes del PDECat consultadas al respecto juzgan decisiva la presión internacional, de la UE, y el mismo martes, del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidiendo a Rajoy que no recurra a la fuerza y a Puigdemont que "no anuncie nada que haga imposible el diálogo". El discurso final de Puigdemont es fruto del consenso entre el PDECat y ERC.

Martes 10 de octubre

El martes, una hora antes del pleno y la comparecencia del 'president' -lo cual obliga a suspenderlo una hora- la CUP se planta ante el cambio de planes. Los anticapitalistas esperaban una declaración formal de independencia, sin ambigüedades, y un período de congelacion de la misma pero determinado y acotado temporalmente. Tras el discurso de Puigdemont y el debate, y para compensar esta posición de los 'cupaires', el Govern y las entidades junto a la CUP acuerdan una declaración de independencia firmada por todos los diputados como muestra de compromiso y de que se tirará adelante.

Pascal inicialmente se niega a firmar porque los diputados no han tenido acceso al documento. La situación es tensa. Rovira aprieta para que se firme. Las entidades soberanistas, perplejas por el discurso de Puigdemont (al que creen que le ha faltado épica, grueso y concreción respecto a la declaración) bendicen el documento firmado como mal menor. Tras la firma, Pascal es la primera, aprovechando unas declaraciones a los medios de comunicación, en quitar validez jurídica al acto de firma del documento.

En la CUP se critica la forma en que se llevó a cabo la firma del documento. Señalan que los posconvergentes casi impiden que se realice y les culpan de haber obviado el papel de Podem (que forma parte de Catalunya Sí que es Pot). En opinión de los anti-capitalistas, el referente catalán de la fuerza de Pablo Iglesias podría haber apoyado el documento.

Miércoles 11 de octubre

Pascal saluda y acepta estar atenta a la propuesta de reforma constitucional que Pedro Sánchez acuerda con Rajoy. La dirección del PDECat descarta fijar plazos para levantar la "suspensión" de la declaración. Los que desde el primer minuto pidieron poner sordina a la DUI muestran este miércoles su total satisfacción. Otros cargos, siempre en privado, lamentan no haber proclamado la independencia sin tapujos el día en que, el martes sí, el mundo les miraba. A la controversia interna se le pone sordina.

Puigdemont y el diálogo

Mientras, el 'president' insiste en el camino del diálogo, el pacto y la negociación. Aprovecha unas declaraciones a la CNN para mostrar su disposición a un diálogo "sin condición previa" con las autoridades españolas. "Estamos en un punto donde lo más importante es que no hay condición previa para sentarse y hablar en las condiciones adecuadas", ha afirmado e incluso ha propuesto una mesa negociadora con un mediador y dos representantes por bando. Mantiene así lo que los posibles mediadores internacionales le habían reclamado cara a su discurso histórico: abrir un período de negociación sin poner plazos ni condiciones.